Es algo que muchos padecemos al volar en avión, sobre todo cuando uno debe pasar muchas horas en la cabina e intenta dormir algunas horas. Más de una vez, no importa que sea invierno o verano, la temperatura baja y necesitas ponerte algún abrigo o hacer uso de la manta que entregan las aerolíneas. Si te preguntas por qué hacer frío en los aviones, tenemos una buena noticia: se acabó el misterio. Te contamos las razones que compartió una aerolínea ante la queja de los usuarios.
Frente al reclamo de los pasajeros respecto a la temperatura de las cabinas, la aerolínea española Iberia se encargó de explicar por qué hace frío en los aviones y la razón por la que no pueden subir más los grados durante el viaje en avión.
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Por qué hace frío en los aviones: la razón
La aerolínea explica que este frío depende del 'windchill factor', un índice que sirve para evaluar la sensación térmica y así alcanzar una temperatura confortable para los pasajeros. Este aire se mantiene de forma constante, consiguiendo una temperatura inferior a la que sentirías sin él y creando una ligera brisa.
Como aclara Iberia, el frío seco que sientes no es la causa de la percepción de una sensación térmica baja, sino por el nivel de humedad que hay adentro de la cabina, que aumenta la sensación de frío (tal como ocurre en las zonas costeras). En los aviones "los niveles son muy bajos (por debajo de un 5%) por el proceso de compresión del aire".
Sin embargo, no es perjudicial para la salud , ya que no supone ningún tipo de efecto adverso en el organismo. Eso sí, puede afectar levemente al confort de tus mucosas.
En caso de que fuera del avión se alcancen 40 grados bajo cero, consiguen que dentro la temperatura sea más elevada gracias al sistema de acondicionamiento. El piloto elige la temperatura, a través de unos intercambiadores que mezclan aire muy caliente con el aire frío.
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Qué temperatura hace adentro de un avión
Desde la cabina de pasajeros, a través de un panel de control, se ajusta la temperatura dentro del rango entre 18ºC a 30ºC, dependiendo del sobrecargo del vuelo. La razón de que la temperatura no sea muy alta no es por riesgo de hipoxia (disminución del oxígeno), sino que es algo asociado a la presión del aire que se respira.
Esto tiene que ver con que los aviones deben comprimir el aire atmosférico antes de inyectarlo para mantener la presión correcta. La presurización y el acondicionamiento de la cabina son elementos totalmente distintos, lo cual está diseñado para darles independencia y, aunque se produzcan fallos en alguno de ellos durante el vuelo, la cantidad de oxígeno del avión va a seguir siendo la misma que en el momento de despegue.
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Un tripulante de cabina compartió en sus redes una explicación más sencilla sobre el porqué del frío en los aviones: "Nosotros regulamos la temperatura a través del sistema de aire acondicionado, pero el problema de muchos aviones es que los sensores de temperatura repartidos por la cabina adquieren vida propia con el paso del tiempo. Muchas veces ponemos 24 grados y la temperatura alcanza niveles polares, y otras veces es al revés. A veces los pasajeros de delante se achicharran y los de atrás se hielan", comentó, y a todos lo que viajamos alguna vez las palabras nos resuenan.
Otra explicación es más terrenal y tiene que ver con el factor de género y las sensibilidades personales. "Las tripulantes de cabina femeninas siempre tienen frío, y los masculinos siempre tenemos calor. Ahora mezcla todos estos ingredientes de alta tecnología en una coctelera y tendrás tu respuesta".
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El frío en el avión y por qué nos "resfriamos"
La cabina de un avión que vuela a 30.000 pies (10.000 metros) está presurizada a una altitud aproximada de 2.000 metros. Es decir, de manera artificial se crea en el interior un ambiente donde la presión equivalga como si estuviéramos en la cima de una montaña de 2.000 metros, en la que hay un 75 % de presión parcial de oxígeno respecto a la del nivel del mar. Es algo suficiente para respirar bien.
Si se igualara con la exterior, es decir, con la de 10.000 metros, los seres humanos a bordo tardarían poco en morir de hipoxia: a esa altura, la presión parcial de oxígeno es solo el 28% de lo normal.
Como a 2.000 metros de altitud la humedad relativa del aire es un 10% menor que a nivel del mar, unido a ese 75% de oxígeno provoca un aumento de la sequedad del aire que altera nuestras defensas y nos más hace proclives al frío y a los catarros luego de volar.
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