Pamukkale: castillo de algodón en Turquía

Estambul y la Capadocia son muy conocidos, pero probablemente te sonará menos este maravilloso destino de Turquía

Su nombre significa “castillo de algodón” y cuando estás ahí entendés el por qué.  Pamukkale es uno de los lugares más hermosos y extraños, no sólo de Turquía, sino de todo el mundo.

Las piscinas naturales son de un color turquesa intenso, que parecen cascadas congeladas en el tiempo, confiriéndole un aspecto de cuento.

Con una altura de 160 metros, y una extensión de unos 2700, la montaña de Pamukkale está en su totalidad cubierta de una sustancia blanca que, a la distancia, puede recordar a la nieve.

Nada más lejos de la realidad. En esta zona de clima templado, lo que cubre el fantástico “castillo” son los residuos de carbonato de calcio y diferentes minerales del agua de sus fuentes, que se han ido depositando y solidificando, formando esas pintorescas cascadas y piscinas de caliza y travertino en forma de medialuna.

Por estos motivos, Pamukkale es uno de los destinos turísticos preferidos de los que viajan a Turquía. Para un fotógrafo es difícil imaginar un lugar mejor donde poner a prueba su don con la cámara, mientras que cualquiera puede disfrutar de un baño terapéutico en sus aguas termales.

Si tenés tiempo esperá la puesta de sol, cuando la roca comienza a teñirse de color rosa. En ese momento, más que nunca, Pamukkale parece un castillo hecho con algodón de azúcar.

En lo alto de la montaña, podés visitar la Hierápolis: una antigua ciudad helena que, junto a Pamukkale, ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Pamukkale se encuentra al suroeste de Turquía, a unas cuatro horas en coche de Éfeso: otro lugar que no podemos perdernos en nuestro recorrido por el interior de este país que nos da la bienvenida a Asia.

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