Las alturas precordilleranas y las llanuras del sur, las sierras orientales y la imponencia de la Yunga te esperan en Tucumán, un oasis que ofrece experiencias únicas todo el año. En los calurosos meses de verano, la maravilla de sus embalses, ríos y cascadas ofrece un remanso de frescura. Y cualquier visita a Tucumán no puede dejar de tocar uno de sus puntos turísticos más pintorescos y visitados, Tafí del Valle.
La reducida geografía de esta rica tierra de contrastes, es su fortaleza para atraer a los turistas que la recorren. En pocos minutos, en cortos tramos de ruta, se puede divisar desde la magia selvática de la Yunga hasta la aridez majestuosa de los Valles Calchaquíes; desde la fertilidad de sus planicies hasta la imponencia de sus altitudes en el Aconquija.
En cada una de estas regiones, siempre presente, la bendición del agua para satisfacernos, para regocijarnos
Qué vas a encontrar en esta nota:
Qué hacer en Tafí del Valle
A 107 km de la capital tucumana, Tafí del Valle es un excelente destino para visitar todo el año, tanto para toda la familia, como para parejas y grupos de amigos. La suma de paisajes, cultura y hospitalidad hacen de esta región un lugar ideal para el relax.
Hay mucho para recorrer y disfrutar en Tucumán.
Las ruinas de Quilmes
Se puede llegar desde Cafayate (Salta) o bien desde la localidad tucumana de Tafí del Valle. El destino es sencillamente espectacular, único, majestuoso. Las ruinas pertenecieron a los indios calchaquíes.
Al pie del cerro se encuentra el museo local, que deja ver tras sus puertas todo lo que se ha encontrado hasta el momento de esta antigua civilización. Las ruinas de los Quilmes son uno de los asentamientos prehispánicos más importantes de la Argentina y se sabe que la tribu calchaquí las habitó aproximadamente desde el año 800 d.C. hasta el año 1666, cuando cedió ante el avance español.
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Amaicha del Valle
Es desde hace unos años la joya de los valles calchaquíes. En ella, aún hoy, es posible interactuar con una de las comunidades indígenas más puras del país. Este bello poblado, que forma parte de los valles calchaquíes tucumanos, posee uno de los climas más benignos del mundo, con 360 días calendario de sol asegurado para sus visitantes.
Cada año se festeja la fiesta de La Pachamama (Homenaje a la Madre Tierra), que se lleva a cabo en febrero.
Reserva Arqueológica Los Menhires
Está ubicada en la localidad de El Mollar, a 15 km hacia el Este de Tafí del Valle. Es un predio con más de 50 megalitos que datan de entre el 820 a.C y el 780 d.C.
Muchos estudiosos consignan que los menhires representan el carácter mágico de la cultura Tafi -una de las comunidades tribus alfareras del noroeste argentino– y simbolizan la fertilidad y la fecundidad por su disposición fálica.
Al recorrer la zona, se puede admirar la magnitud de los trabajos, que pueden llegar a medir hasta 3 metros y pesar 4 toneladas. Están realizados en rocas graníticas.
Otras actividades son las cabalgatas, paseos en 4 x 4, rafting, trekking y turismo ecológico.
Sabores Delicatessen
La amplia variedad gastronómica de la zona comienza con las típicas empanadas y tamales y continúa con platos de primer nivel como cordero, pescados y locros.
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La excelente agricultura de la región, sumada a las artes culinarias con recetas realmente increíbles de sus pobladores, hacen que la hora de comer se vuelva un atractivo de por sí especial.
El charqui es uno de los platos a probar en Tafí del Valle. Se trata de carne salada a temperatura ambiente, sin procesos químicos ni conservantes, que acompaña quesos, salames y una amplia variedad de vinos.
Y entre los típicos productos regionales de la zona, el queso es reconocido a nivel mundial; los secretos de su elaboración se transmiten por generaciones: todas las antiguas estancias tenían quesería propia, es por eso que cada unidad, en la parte superior ostenta una marca, símbolo de la estancia en donde el queso fue producido.
Hoy, en la Estancia Los Cuartos, encontramos el único queso que se sigue fabricando con la receta original que dejaron los jesuitas en el siglo XVIII luego de su paso por el Valle.
Fabricación del queso
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Elaborados los quesos, antes de colocar la masa en los moldes, se ubica un liencillo que posteriormente permitirá retirarla. En la parte superior del molde se le coloca una tapa de madera que servirá de prensa. Para terminar de quitarle al queso el exceso de humedad, dos y tres veces por día se le da una vuelta de tuerca a la prensa. Se deja 24 horas en esta parte del proceso.
Su estacionamiento se realiza en zarzos de caña, en la parte alta de la habitación. No hace falta darlos vuelta porque tienen ventilación de ambos lados. Es fundamental que la maduración en esta habitación sea con control de humedad, temperatura y luz ambiente.
Una vez en casa, los quesos pueden guardarse a temperatura ambiente o en heladera, pero se debe evitar congelarlos o llevarlos al freezer. Pero no solo se trata de comprar los quesos y llevarlos a casa. La estancia brinda también servicio de alojamiento, desayuno y almuerzo.
Tafí del Valle es un gran destino veraniego, dado que en el verano su temperatura ronda los 26º C
En febrero te espera con la Fiesta Nacional del Queso y en Semana Santa miles de turistas la eligen para revivir la fe cristiana por medio de la obra de teatro “Pasión de Tafí del Valle”. Pero también durante el año tiene su atractivo y las empanadas tucumanas se hacen todo el año.
El departamento de Tafí del Valle es uno de los más grandes de la provincia. En él se reúnen una multiplicidad de experiencias turísticas que enseñan la historia del pueblo y relajan el cuerpo y el alma para un verdadero descanso. Su geografía combina dos paisajes totalmente distintos: la selva y el valle árido.
El viaje a este destino implica una inmersión en las Yungas tucumanas que atraviesa el trazado de la ruta provincial 307. Verdes intensos a ambos lados del camino, árboles de todos los tamaños, arbustos y el Río Los Sosa, nos introducen a la reserva natural que custodia el camino.
Cascada de los Alisos
A unos 15 kilómetros de Tafí del Valle se encuentra la maravillosa cascada de Los Alisos, a la que se accede luego de una travesía en vehículo al principio, y por senderos de a pie al final, reservado preferentemente para quienes estén dispuestos a una larga caminata de 3 horas por el maravilloso paisaje calchaquí.
Lo que se encuentra allí es sorprendente: una cascada de 60 metros de caída que derrama las aguas del río Los Alisos, ideal para refrescarse en verano luego de la caminata, o maravillarse con el agua congelada en invierno.
Allí se pueden almorzar a la canasta para reponer fuerzas antes del retorno. Quienes quieran un poco más de adrenalina, se puede practicar rappel o canyoning en la cascada, bajo la guía de los prestadores especialistas en la materia.
Dique La Angostura
El recorrido por esta zona de la provincia de Tucumán no puede evitar una parada en el dique La Angostura, un impresionante espejo de agua que abre la puerta de los valles Calchaquíes, a quienes ingresan desde el sudeste por la Ruta Provincial 307.
El lago forma parte de una reserva natural de 1.400 hectáreas en cuyo extremo sur se encuentra la villa veraniega de El Mollar y al norte la reconocida Tafí del Valle.
Los deportes náuticos y la pesca deportiva encuentran aquí un punto destacado en la geografía tucumana, con pejerreyes y truchas como piezas más destacadas.
Para terminar esta parte del recorrido, llegamos a la reserva natural Los Sosa, en plena cuesta de acceso desde el centro de la provincia hacia los valles Calchaquíes, sobre la Ruta Provincial 307.
El “Chasqui”, monumento al indio originario, moldeado por el artista plástico Enrique Prat Gay, es la imagen más representativa de esta reserva, y se levanta altivo en medio de la espesura de la Yunga tucumana.
Al pie de la ruta corre el río Los Sosa, que atraviesa las casi 900 hectáreas de la reserva, bajando desde su nacimiento, a 2 mil metros sobre el nivel del mar, hasta los 400 metros que alcanza la llanura este de la provincia.
Cientos de especies de aves, mamíferos y anfibios habitan este ecosistema único, que en sus más de mil metros de diferencia de altitud comprende tres ambientes de Yunga: la selva pedemontana en su base, la selva montana en su parte media, y el bosque montano por arriba de los 1.500 msnm.
Lo abrupto de su terreno, lo impenetrable de su vegetación, las ríspidas caídas desde sus barrancos, son además una barrera natural al avance del hombre en este ambiente, por lo que puede conservarse esta enorme biodiversidad casi intacta y sólo ser observada desde la serpenteante ruta que la atraviesa.
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