No hay nada más peligroso que un turista con ganas de inmortalizar su visita. En el caso de Oliver Pats, realmente la inmortalizó: siempre se recordará a los despistados visitantes del santuario de Machu Picchu, el caso de aquel turista alemán que decidió que era buena idea saltarse el cordón de seguridad que marcaba el itinerario y colocarse al borde de un abismo para que le hiciesen una fotografía.
El accidente se produjo al mediodía cuando el turista germano iba a ser fotografiado por otro miembro de la visita. Un vigilante del Santuario inca alertó enseguida a los miembros del equipo de rescate, que no pudieron hacer nada por el visitante.
La cantidad de accidentes derivados de imprudencias a la hora de tomar una selfie o compartir una foto extrema en las redes sociales no para de crecer.
Estadísticamente, la fiebre de fotografiarse con un móvil ha demostrado ser más peligrosa que nadar con tiburones: solo en la India, en dos años han muerto 19 personas mientras se hacían un 'selfie'.