El Algarve occidental está formado por amplias playas de arena y altísimos acantilados, muchos de ellos erosionados por las poderosas olas que azotan la costa.
La Ponta da Piedade está considerada la principal característica natural de esta fascinante línea costera, con sus acantilados tallados hasta formar pilares de roca, túneles naturales y grutas ocultas. Estos dorados acantilados de arenisca, con sus ángulos imposibles, destacan en vivo contraste contra los tonos verdes y turquesa profundo de las aguas del océano, y la región en conjunto sólo puede ser descripta como asombrosa.
Si se visita la zona de Lagos, en el Algarve portugués, una excursión obligada es La Ponta da Piedade que está oculta entre los altos acantilados muy erosionados por el clima que ha modelado el paisaje dando lugar a pilares imposibles, túneles naturales y grutas marinas. Y preciosas aguas de color turquesa.
Se puede llegar por tierra pero nada más bonito que ver los acantilados desde el mar gracias a las visitas que se organizan en pequeños barcos pesqueros que navegan en este laberinto bajo la atenta mirada del viejo faro. Allí termina precisamente la única carretera de acceso a Ponta de Piedade, que pasa por las playas de Doña Ana y Camilo.