Con una inversión de 4 millones de pesos realizada por los concesionarios de las playas, Pinamar estrenó la temporada 2017 con su mejor cara "eco-friendly": 23 de los 46 balnearios de la ciudad fueron renovados y se removieron 20 mil metros cuadrados de hormigón de las playas.
Según resalta la oficina de turismo de Pinamar, la mayoría de los paradores fueron renovados desde cero, siendo demolidos y reconstruidos con materiales autosustentables.
Pero este verano, junto con la remodelación, apareció también un extraño fenómeno: las playas están inundadas, y se redujo la ya escasa porción de arena, en algunos sectores, a menos de la mitad.
En varios paradores cercanos al centro, unas diez cuadras al norte de la rambla de Bunge, el mar se comió una parte y formó una gran canaleta al lado de la zona de carpas. En algunos trechos tiene una profundidad de hasta 80 centímetros y varios puestos de guardavidas han quedado parcialmente cubiertos.
Los guardavidas de la zona, conocedores del terreno y de los movimientos del mar, dicen que:
Atribuyen el fenómeno a dos causas: una natural y la otra provocada por el hombre
"Este año hubo tres grandes sudestadas que metieron el mar hasta bien adentro. Y se formó esta depresión.
Otra de las causas posibles, sostienen los guardavidas, es el movimiento de arena provocado por las obras que se hicieron durante todo el año en los paradores de esa zona de Pinamar.
A partir de una nueva legislación, la Municipalidad obligó a los concesionarios a tirar abajo todas las construcciones hechas con cemento y levantar paradores con materiales y arquitectura sustentable. Las obras y las demoliciones generaron mucho trabajo de máquinas sobre las playas angostas, y con los escombros se fue arena.
La zona afectada son unos 600 metros densamente poblados por turistas. La imagen hace pensar en un futuro preocupante. Las playas son cada vez más chicas, no hay arena, y donde debería haber dunas que contengan vientos y generen movimiento de arena, hay edificios.