
Enclavado entre montañas, bosques y lagos, El Messidor es una de las construcciones más elegantes y emblemáticas de Villa La Angostura. Su silueta de estilo europeo, rodeada por un parque de ensueño, parece sacada de un cuento. Además de su belleza arquitectónica, este castillo patagónico es conocido por ser la residencia oficial del Presidente de la Nación Argentina durante sus vacaciones o visitas al sur.
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Una joya arquitectónica en la Patagonia
El Messidor fue construido en 1939 por encargo de la familia Ortiz Basualdo, una de las más acaudaladas de Buenos Aires, como residencia de descanso. El diseño, obra del arquitecto Alejandro Bustillo, combina el estilo neo–tudor francés con elementos típicos de montaña, utilizando piedra, madera y techos empinados de pizarra que armonizan con el entorno natural.

La mansión se ubica a orillas del Lago Nahuel Huapi, en un predio de más de 4 hectáreas dentro del Parque Nacional Nahuel Huapi. Sus jardines, con especies nativas y senderos que serpentean entre araucarias y coihues, fueron diseñados siguiendo el estilo de los parques franceses.
De residencia privada a símbolo nacional
En 1964, la propiedad fue adquirida por el Estado argentino, que la convirtió en una residencia oficial presidencial. Desde entonces, ha hospedado a distintos mandatarios, tanto nacionales como extranjeros, y ha sido escenario de encuentros diplomáticos, reuniones de gabinete y momentos de descanso de presidentes argentinos a lo largo de las décadas.
El lugar mantiene un equilibrio entre la discreción institucional y el encanto turístico: aunque no está abierto al público, su fachada y jardines pueden observarse desde distintos puntos de Villa La Angostura, y su presencia se integra naturalmente al paisaje patagónico.

Un refugio presidencial con historia y leyenda
El Messidor no solo es una muestra del refinamiento arquitectónico de principios del siglo XX, sino también un símbolo del vínculo entre el poder político y la naturaleza austral. Cada verano, cuando la residencia recibe a las máximas autoridades del país, el pequeño pueblo patagónico se convierte en foco de atención nacional.
A lo largo de los años, el lugar ha sido objeto de numerosas anécdotas y leyendas locales. Algunos aseguran que su nombre —“Messidor”, inspirado en un mes del calendario revolucionario francés que celebraba la cosecha y la abundancia— fue elegido para reflejar la prosperidad y la paz que transmite su entorno.

El entorno: un castillo entre lagos y montañas
El predio de El Messidor se encuentra a pocos minutos del centro de Villa La Angostura y muy cerca del Puente Correntoso, donde el lago del mismo nombre se une al Nahuel Huapi. Su ubicación ofrece vistas panorámicas inigualables, con el contraste del verde de los bosques y el azul intenso del agua.
En verano, el paisaje se llena de flores y aromas, mientras que en invierno la nieve cubre los jardines y los techos del castillo, creando una escena digna de una postal alpina.
Un ícono que forma parte del encanto de Villa La Angostura
Aunque el acceso al público está restringido, El Messidor forma parte del circuito turístico de Villa La Angostura y es uno de los puntos más fotografiados por los visitantes. Su presencia, elegante y silenciosa, resume el espíritu de esta región: naturaleza, historia y serenidad.
Quien recorra la Patagonia norte no puede dejar de asomarse a este rincón cargado de historia, donde el paisaje y la arquitectura se funden en perfecta armonía.
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