Miles de turistas al año son atraídos por las tibias playas de Egipto, destinos ideales para practicar deportes acuáticos, como el submarinismo. Y es que a lo largo de la península del Sinaí, a orillas del Mar Rojo, se extienden numerosos enclaves turísticos playeros.
Y en los últimos tiempos, el turismo en ese país volvió a recobrar más fuerzas todavía. Egipto tuvo un aumento del 55% en la llegada de turistas internacionales. Los ingresos del sector crecieron el 123,5%, hasta los 6.500 millones de euros.
Pero Egipto quiere más. Por ello es capaz de realizar toda clase de concesiones para seducir a los visitantes de otros países, sobre todo europeos y norteamericanos.
Invitar a que visiten Egipto
Entre las medidas que tomó el gobierno egipcio para seguir fomentando el turismo se encuentran una serie de acuerdos que firmó con Chipre, Italia y Grecia para atraer al visitante de esos países, donde será clave el aumento de vuelos entre esos estados europeos y Egipto.
Alejandría por ejemplo quiere aprovechar las ventajas de estas promociones y ampliará la capacidad del aeropuerto de Borg al-Arab, que actualmente gestiona un tráfico de 1,2 millones de personas, y que piensa expandirlo a cuatro millones de pasajeros al año.
Playas solo para extranjeros
Pero esa ciudad egipcia pretende implementar otro tipo de medidas para favorecer a la industria de los viajes. Alejandría puede resultar un destino tentador si estás con ganas de viajar al exterior. Ubicado dentro de Egipto, es la segunda ciudad más grande y está localizada en la costa mediterránea.
Famosa por sus irresistibles playas públicas, hoteles para todos los bolsillos y departamentos por un bajo costo de alquiler, Alejandría es hoy un destino accesible para el turismo sin gastar una fortuna
Para seguir creciendo en ese ámbito, el presidente de la Cámara de Agencias de Viajes de Alejandría, Ali al-Manesterly, propuso crear playas reservadas solo para extranjeros, a las que se accederían previo pago de una entrada.
Según este empresario, de esta manera se podrá impulsar el turismo de sol y playa en el Mediterráneo, y combinarlo con la oferta de sitios culturales y arqueológicos de esta ciudad, la segunda más importante del país tras El Cairo.
Al-Manesterly afirmó que esto atraerá a más visitantes que buscan privacidad en sus vacaciones, quizás sin la presencia de los vendedores de recuerdos que pueblan los accesos de los sitios históricos de Egipto. También seduciría a los viajeros que no tienen mucho ánimo de concurrir a las masificadas playas cerca de la ciudad.