La ciudad de Berna, en Suiza, es como una maqueta. Ciudad casi perfecta, en la cual todo está en su lugar, nada falta y nada sobra, además de ser un ejemplo en cuanto a servicios públicos y convivencia.
La ciudad es muy pequeña y muy fácil para recorrer y ubicarse. Lo mejor es andar a pie para admirar mejor el orden y calidad de vida de sus habitantes.
Caminando por el casco antiguo, Patrimonio Mundial de la UNESCO, verás que cuenta con 6 kmts. de arcadas, "Lauben", siendo éste uno de los paseos de compras más largos y protegidos contra la intemperie en Europa.
En el recorrido de las calles de Berna, encontrarás invariablemente un reloj, que cada hora da un pequeño espectáculo muy parecido al de Praga pero en pequeño. El reloj se encuentra en una torre medieval de la Bahnhofplatz, en el corazón de Berna, justo por debajo de la esfera de reloj normal, a 16 metros de altura.
Fue construido en el año 1405, aunque remodelado un siglo más tarde.
El oso pardo es el gran icono de la ciudad de Berna. En primer lugar porque aparece en el escudo de la ciudad y también porque el nombre de la capital suiza provendría de la palabra alemana Bär (oso).
Por eso es lógico que los berneses reserven una zona verde junto al río Aar, donde los osos viven con todas las comodidades imaginables: el Parque de los Osos o Bärengraben.
El Bärengraben es un gran recinto vallado, absolutamente seguro, a lo largo del cual se extienden una serie de caminos para que los visitantes se acerquen lo máximo posible a los osos sin correr ningún peligro. En todo caso, se trata de animales pacíficos que a menudo comparten su espacio con patos, cabras y otros animales.
Durante el recorrido a pie por la ciudad, una de las mejores vistas está a orillas del río, que podrás cruzar a través de un puente peatonal. Te fascinará la transparencia del agua y la absoluta calma del lugar.
Berna tiene muchas fuentes y esculturas, pero la más curiosa es una que representa una historia de terror, la fuente del come niños:
En la bella Berna Albert Einstein pasó algunos años trabajando en su Teoría de la Relatividad. Hay un mini-museo dedicado a su vida y obra. En una de las habitaciones proyectan un cortometraje muy ilustrativo.
Si sos un turista al que le gusta descubrir rincones atractivos, Berna es un rincón de Suiza que vale la pena conocer.
Y no pierdas la oportunidad de probar una auténtica fondue.
Cuando llegues verás que poca gente habla inglés, por lo tanto si no hablás su idioma, es mejor que busques la ubicación de tu hotel con anticipación.
La mayoría de las ciudades suizas, tienen la particularidad de que al alojarte en un hotel, te otorgan un pase gratis para utilizar el transporte durante los días que te quedes, o sea que no te preocupes si por el presupuesto, tenés que alejarte un poco del centro histórico.
En Suiza utilizan el franco suizo, por lo que tendrás que cambiar tus euros por francos al llegar a la ciudad.
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