La migración es un fenómeno que sacude fuertemente la subjetivad del que emigra. Todo su psiquismo se ve impactado por una decisión que afecta a la persona y sus seres queridos. Según los psicólogos, es conocido por desestabilizar a gran escala la vida de las personas que emigran a otro país, es un complejo proceso de reorganización personal al cambiar todo tu entorno: amigos, familia, idioma, costumbres, nivel social, etc. Surge el proceso que en psicología se llama duelo migratorio.
Duelo migratorio
Actualmente las probabilidades de tener que emigrar y que este fenómeno ocurra en nuestras vidas, aumenta exponencialmente por diferentes razones voluntarias como estudiar o trabajar, pero también son muchas las personas que, por condiciones de vida precarias o violentas, se ven forzadas a dejar sus países de origen para poder vivir dignamente.
Sea cual fuere el motivo de la emigración, la persona experimenta en mayor o menor medida un proceso de elaboración de la pérdida de todo aquello que le era conocido y cotidiano. Este proceso, lo identificamos en psicología como duelo migratorio.
El duelo migratorio afecta emocionalmente a la persona poniendo a prueba sus recursos psicológicos y su capacidad de adaptación. Las emociones que se movilizan durante este proceso son ambiguas y es de crucial importancia llevar a cabo una buena elaboración de éstas ya que de ello dependerá el éxito del proceso.
“Uno cree que va a hacer un viaje, pero enseguida es el viaje el que lo hace a él” - Nicolas de Bouvier
¿Cuáles son las peculiaridades del duelo migratorio?
Cuando hablamos de duelo migratorio, tenemos que tener en cuenta las diferencias con otros tipos de duelo:
- Duelo múltiple: Se dejan atrás múltiples cosas cotidianas que nos aportan confort y estabilidad como familia, amigos, idioma, costumbres, nivel social, paisajes, identidad étnica, etc.
- Duelo parcial: Al contrario que en los casos de duelo por fallecimiento, en el duelo migratorio la pérdida no es irreversible. Esto, junto a las emociones contradictorias marcadas por un lado por la nostalgia y por el otro por las expectativas que idealizan la nueva situación hace que sea un proceso ambiguo.
- Duelo recurrente: Es una experiencia que se reactiva muy a menudo con cada llamada de algún familiar, al ver fotografías de amigos o de tu ciudad, al escuchar a alguien hablando en tu idioma nativo, etc.
¿Cuáles son las causas del duelo migratorio?
Cualquier circunstancia puede transformarse en estresante, partiendo de la base de que toda situación, sea del tipo que sea, provoca una estimulación en el organismo que “per se” genera una reacción de adaptación, es decir una respuesta al estrés.
Todas estas circunstancias se dan en un contexto determinado, bajo unas condiciones sociales, laborales y personales particulares en un entorno cambiante, por ello, muchas de ellas se convierten en causas de estrés negativo, y se transforman en estresores.
En la aventura que supone viajar a un país nuevo y diferente, aparecen algunas dimensiones estresoras típicas del proceso de adaptación, las cuales mencionamos a continuación:
- La soledad: Inducida por la separación de la familia, los amigos y todos los seres queridos. El sentimiento de soledad está relacionado con los vínculos de apego que como seres humanos elaboramos desde el momento en que nacemos.
- Sentimiento de desesperanza y fracaso: Si las circunstancias no son como esperábamos, no conseguimos aquello que creíamos fácil y vemos menguadas las oportunidades para salir adelante, todo ello desemboca en un sentimiento de desesperanza y fracaso que desaparecerá cuando logremos una correcta adaptación.
- La lucha por la supervivencia: Cuando estamos solos en la jungla de nuestro nuevo mundo, tenemos que proveernos de alimentación, una vivienda y todas aquellas necesidades básicas para la vida diaria. Especialmente en el caso de que no conozcamos el idioma del nuevo país, todas estas tareas que parecen cotidianas pueden convertirse en una lucha diaria.
- El miedo por los peligros físicos, los abusos, la desorientación que vive el migrante hasta que conoce y se adapta a su nuevo entorno.
- La ausencia de una red de apoyo social: que debe ser labrada muchas veces partiendo de cero.
- Temporalidad: No siempre se tiene claro el tiempo de estadía, el cual puede depender de múltiples factores.
Reacciones psicológicas ante el duelo migratorio
Cada persona adopta unos estilos de afrontamiento y una forma de reacción que están sujetos a sus capacidades de manejo del estrés y su manera de elaboración y reconstrucción de sus pérdidas.
Según Achotegui (2002) en el duelo migratorio podemos observar las siguientes reacciones psicológicas:
- Negación: El migrante ve todo igual que en su país, no se siente afectado por el cambio.
- Proyección: El migrante ve que la gente es diferente y opina que la de su país de origen es mejor.
- Idealización: Tal como su ciudad de origen es más bonita, su barrio es mejor y su país es el mejor del mundo.
- Animismo: La lengua, la cultura, el país son vistos con atribuciones de rasgos humanos.
- Formación reactiva: Se da cuando el migrante rechaza su cultura de origen.
- Racionalización: El migrante separa el aspecto afectivo del cognitivo a fin de evitar el sufrimiento.
Consecuencias de un duelo migratorio no resuelto
Si el duelo migratorio no se resuelve, podría derivar en un duelo patológico, sufrir depresión, estrés postraumático y diferentes trastornos de ansiedad.
En los casos en los cuales no se preste la ayuda psicológica necesaria, se producirán cambios más permanentes pudiendo alterar incluso la estructura de la personalidad de la persona afectada.
No es de extrañar que las personas que emigran busquen ayuda social o requieran el apoyo de un psicólogo para sobrellevar las circunstancias que rodean el duelo migratorio.
Los psicólogos, ayudarán a favorecer la adaptación en el nuevo entorno y a que la persona elabore e integre un trabajo emocional correspondiente a su nueva vida.
Consejos para una adaptación positiva
- Valora la experiencia del cambio como una oportunidad, un reto para tratar de ser mejor en cualquier aspecto. Al emigrar, salimos de nuestra zona de confort y salir de ella aumenta la autoestima y la satisfacción personal.
- No idealices ni tu país de origen ni el de acogida, crear falsas expectativas implica aumentar el sufrimiento.
- Normaliza la situación y acepta tus emociones. Permítete sentir nostalgia y tristeza, son emociones normales tras una despedida que nos permiten reflexionar ante cambios vitales.
Está en nosotros reevaluar la situación desde un punto de vista optimista y esperanzador.
Toda pérdida implica una ganancia y una despedida supone un nuevo encuentro
- Fomentar y crear lazos personales es fundamental. Adquirir un nuevo entorno social estable, nos ayudará a estar mejor y nos servirá de apoyo ante baches emocionales además de agilizar el proceso de adaptación a nuestro nuevo país de residencia.
- Respetar el país al que llegas y su cultura es el punto clave. Recuerda el refrán: “A donde fueres haz lo que vieres”. Es la mejor forma de entender y acercarse a lo nuevo, aprender y disfrutar nuevas experiencias.
- Cada comunidad actúa, piensa y siente de forma diferente. Evita prejuzgar, no pongas etiquetas de bueno o malo sino de diferente: estimula un cambio positivo.
- Conocer y vivir lo mejor de varias culturas es una oportunidad de crecimiento y desarrollo personal por la que puedes salir fortalecido de las dificultades.
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