
Recorrer la parte más romántica y atractiva del Danubio, con todas las ventajas a bordo y sin preocuparse por nada es una excelente propuesta.
Navegando por el Danubio sentirás que estás recorriendo parte de la historia de Europa
En su extenso recorrido, el Danubio visita diez países y serpentea pasando por bellísimos lugares. Ha aprendido sin duda, a lo largo de la historia, de odios y de muerte y también de amores y de música.

Nace en la Selva Negra, cerca de Donaueschingen, en Alemania, y desemboca en el Mar Negro, en Rumanía, donde forma el delta del Danubio.
Pasa por algunas de las ciudades más hermosas del centro de Europa y es difícil recorrerlo todo en un único viaje, pero hay tramos que te dejarán sin palabras. Por ejemplo, aquel en el que el Danubio dobla por un estrecho valle a través de los Cárpatos, unos 10 kilómetros al norte de Budapest, en Hungría.

A su paso por Austria, el Danubio dibuja alguno de los paisajes más bonitos de su largo recorrido al serpentear por verdes parajes y cerca de castillos, pueblos medievales y abadías barrocas.

Hace su visita a Melk, coqueta ciudad con callejuelas empedradas y tranquilas plazas llenas de terrazas, donde destaca la descomunal abadía que, según se dice, inspiró a Humberto Eco para “El nombre de la rosa”, aunque ni época ni estilo tienen nada en común.

Ya en la capital, en Viena, el río se divide en tres brazos: el Nuevo Danubio, el Viejo Danubio y el Canal, que bordea el casco antiguo.


Merece la pena una parada en uno de los muchos restaurantes que balconean al Danubio. Con suerte, los músicos del local interpretarán “El Danubio azul” de Johann Strauss para amenizar la cena. Porque el Danubio es romántico por naturaleza.
Me olvidaba decirles que el Danubio no es azul
En Budapest, la capital húngara, el río divide a la antigua ciudad medieval de Buda y a la más comercial Pest. Budapest es esa ciudad en la que la historia, la cultura y el arte antiguo se hacen visibles en cada uno de sus monumentos y calles.




La mejor manera de apreciar la dimensión y belleza de Budapest es admirar Pest desde las colinas de Buda, y contemplar Buda desde el Parlamento de Pest.
Construida a principios del siglo XIV por los húngaros, la fortaleza de Golubac, uno de los monumentos más importantes de Serbia, es otra de las grandes sorpresas que aguardan a quienes navegan por el Danubio. Otra de las múltiples facetas de este majestuoso río que, tras abandonar Serbia, se pasea entre Rumanía y Bulgaria antes de morir en el Mar Negro y poner fin a este inolvidable recorrido.