En la era digital, la búsqueda de llamar la atención mediante una fuerte presencia en los más diversos ámbitos ha permeado todos los aspectos de nuestras vidas. Y esto, inevitablemente, incluye también la forma en que viajamos. El turismo aesthetic (del inglés "estético"), alimentado por las redes sociales, nos invita a explorar el mundo a través de una lente de filtros y composiciones perfectas.
Qué vas a encontrar en esta nota:
Sin embargo, tras la aparente perfección de las fotos de Instagram y TikTok, se esconde una realidad mucho más compleja y a menudo decepcionante.
El impacto de las redes sociales en el Turismo Aesthetic
Las redes sociales han desempeñado un papel crucial en la popularización del turismo aesthetic. Con hashtags como #travelaesthetic, #londonaesthetic y #japanaesthetic acumulando millones de visitas, es evidente que la estética viajera ha conquistado el mundo digital. En plataformas como Instagram, miles de etiquetas relacionadas con el “travel aesthetic” inundan nuestros feeds, prometiendo una escapada visualmente perfecta.
El síndrome de París y la desilusión turística
Sin embargo, detrás de esta búsqueda obsesiva de la estética se esconde un fenómeno preocupante. Algunos conocen esta situación como el síndrome de París, algo propio de la era TikTok. Este trastorno resulta del choque entre las expectativas de lo que vamos a buscar o lo que pretendemos ver y el encuentro con la realidad de una ciudad después de haberla idealizado en las redes sociales.
Esto pone de manifiesto la brecha entre la imagen construida en línea y la experiencia real, que habitualmente nos lleva a una ciudad llena de turistas que solo ven lo mismo que nosotros: muchos turistas y poca vida real.
La reducción de la cultura a clichés y estereotipos
Una de las principales críticas al turismo aesthetic es su tendencia a reducir destinos complejos a meros clichés y estereotipos. Al buscar la “estética” de un lugar, se corre el riesgo de trivializar su cultura y diversidad. Este enfoque simplista puede llevar a interpretaciones superficiales e incluso racistas o xenófobas de las comunidades locales.
El peligro del Set-Jetting y los clichés de Hollywood
El fenómeno del set-jetting, en el que la gente visita lugares basándose en programas de televisión o películas, ha contribuido aún más a la homogeneización de la experiencia turística. Por ejemplo, programas como "Emily in Paris" han popularizado estereotipos sobre ciudades como París, creando expectativas irreales que pueden conducir a una profunda decepción al enfrentarse a la realidad.
La necesidad de una mirada crítica y auténtica
En un mundo inundado de imágenes cuidadosamente seleccionadas y editadas, es crucial adoptar una mirada crítica y auténtica al abordar el turismo aesthetic. La superficialidad de las redes sociales puede llevarnos a conformarnos con una versión simplificada y distorsionada de la realidad, privándonos así de una experiencia genuina y significativa en nuestros viajes.
Al caer en la trampa de la estética superficial, corremos el riesgo de perder de vista la esencia misma de los destinos que visitamos. Cada ciudad, cada país, tiene una historia única, una identidad cultural rica y una complejidad que no puede ser capturada en una sola imagen de Instagram. Es importante recordar que detrás de cada foto hay una historia completa, con sus altibajos, sus desafíos y sus contradicciones.
Una mirada crítica nos permite cuestionar los estereotipos y prejuicios que a menudo subyacen en la estética de los viajes. En lugar de conformarnos con una representación superficial de una cultura o comunidad, debemos esforzarnos por comprenderla en toda su diversidad y complejidad. Esto implica estar dispuestos a salir de nuestra zona de confort, a cuestionar nuestras propias percepciones y a abrirnos a nuevas experiencias y puntos de vista.
Además, una mirada auténtica nos permite conectar de manera más profunda con los lugares que visitamos y las personas que encontramos en el camino. Al alejarnos de las imágenes preconcebidas y las expectativas irreales, podemos abrirnos a la verdadera belleza de la experiencia de viaje: la oportunidad de aprender, crecer y enriquecernos a través del encuentro con lo desconocido.
En última instancia, el turismo aesthetic puede ser una puerta de entrada a un mundo de descubrimiento y asombro, siempre y cuando estemos dispuestos a mirar más allá de las apariencias y comprometernos con la realidad compleja y multifacética que nos rodea. Solo entonces podremos disfrutar verdaderamente de la belleza auténtica que el mundo tiene para ofrecer.
