
La Navidad suele asociarse con luces, reuniones familiares, regalos y celebraciones. Pero en algunos países (principalmente con regímenes autoritarios o regidos por leyes religiosas estrictas) la fecha no solo pasa desapercibida: está prohibida.
Decoraciones como árboles, guirnaldas o figuras de Santa Claus, las reuniones religiosas o festejos públicos, y en ciertos casos incluso los encuentros privados pueden acarrear multas, cárcel o graves consecuencias para quienes las organicen. A continuación, un repaso actualizado de los lugares donde celebrar la Navidad implica violar la ley.
Qué vas a encontrar en esta nota:

Países donde la Navidad está prohibida
Que la Navidad no sea universal ni automática evidencia que las festividades culturales y religiosas tienen sentido sólo en contextos socioculturales determinados. Los países que prohíben la Navidad exponen cuán divergentes pueden ser las concepciones de identidad, fe y tradición.
Corea del Norte
En este país, bajo el régimen autoritario vigente, desde 2016 se prohibieron todos los eventos festivos que incluyan música, alcohol o cualquier acto que pueda asociarse a una celebración religiosa. Esto implicó que la Nochebuena y la Navidad hayan sido eliminadas del calendario de celebración oficial. Aunque la constitución menciona la libertad de culto, las prácticas religiosas públicas son consideradas una amenaza ideológica, lo que puede derivar en detenciones o sanciones graves.
Brunei
Ubicado en el sudeste asiático, este pequeño sultanato adoptó en 2014 leyes basadas en la sharía que prohíben la celebración pública de la Navidad. La normativa se aplica incluso a extranjeros. Quienes intenten festejar pueden enfrentar multas muy elevadas, penas de prisión (o ambas sanciones a la vez), lo que desincentiva totalmente cualquier tipo de celebración pública.
Tayikistán
Este país de Asia Central, con población mayoritariamente musulmana, estableció tras su independencia que las celebraciones no vinculadas al islam estaban prohibidas. A partir de 2015 se reforzaron las restricciones: está vedado instalar árboles navideños, usar disfraces de Santa Claus, repartir regalos, hacer fiestas o manifestaciones públicas vinculadas a la Navidad.
Somalia
En el Cuerno de África, donde domina la religión islámica, desde 2015 cualquier festejo religioso ajeno al islam está prohibido. No se permite montar decoraciones navideñas, realizar eventos públicos ni celebrar la Navidad en hoteles o espacios comunes. Algunos cristianos extranjeros pueden intentar celebrar en privado, lejos de la vista de las autoridades, pero la normativa limita severamente cualquier manifestación de la festividad.
Casos particulares: Arabia Saudita y China
Aunque la prohibición no siempre resulta igual de rígida que en los países anteriores, en ciertos contextos celebrar la Navidad puede acarrear sanciones. En Arabia Saudita las manifestaciones navideñas siguen desalentadas en público; aunque algunas celebraciones privadas podrían tolerarse, el uso de decoraciones, árboles o símbolos navideños en espacios visibles suele estar prohibido. En algunas zonas de China también se han registrado medidas contra exposiciones públicas navideñas, dadas las políticas oficiales sobre religión y costumbres locales.

Por qué algunos gobiernos prohíben la Navidad
Las razones varían según el contexto: en muchos casos se trata de preservar una identidad cultural o religiosa predominante, en donde festividades cristianas son vistas como una imposición externa. En otros el motivo es ideológico o político: regímenes autoritarios o teocráticos consideran peligroso cualquier espacio donde se practiquen creencias distintas a las oficiales. En ciertos países, además, la prohibición busca evitar tensiones sociales o religiosas en sociedades con mayoría musulmana.
En todos estos escenarios, la Navidad (con sus símbolos, rituales y espíritu comunitario) es interpretada como incompatible con las normas oficiales. Decoraciones, cantos, reuniones familiares o comunitarias, y manifestaciones públicas de fé cristiana pueden terminar en sanciones.
Las consecuencias de celebrar donde está prohibido
Organizar una reunión navideña, poner un árbol en un negocio, colgar guirnaldas o representar a Papá Noel en público puede acarrear consecuencias graves: desde multas económicas importantes, pasando por cárcel, hasta persecución religiosa o social. Incluso los inmigrantes o extranjeros pueden verse afectados si participan en celebraciones públicas.
En contextos así, quienes profesan la fe cristiana a menudo recurren a celebraciones clandestinas y discretas, que podrían considerarse arriesgadas. La falta de libertad religiosa y la vigilancia estatal son piedras de trampa real para quienes intentan mantener una tradición que en el mundo occidental se considera inocua.
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