Afuera de la estación de tren Gare de Lyon, en París, dos cajas de madera cubiertas con flores parecen macetas gigantes o buzones de correo. Pero no son ni uno ni lo otro: son los nuevos urinarios públicos Uritrottoirs, diseñados para "recibir" el pis e integrarlo a un sistema que lo convierte en abono para los parques locales.
París, al igual que otras ciudades, lucha con el orinado público. La ciudad ha instalado cientos de baños públicos gratuitos auto-limpiantes en la última década, y ahora tiene una “brigada de incivilidad” que reparte multas de USD 75 a cualquiera que sea sorprendido orinando en la calle, pero el problema persiste, y la ciudad tiene que pagar otro equipo de trabajadores para limpiar el desorden.
Cuando alguien orina demasiado alto, salpica. De ahí la idea de imaginar un objeto pequeño que se desliza fácilmente en fardos de paja para proporcionar un dispositivo sanitario barato, ecológico y eficiente, y que luego puede hacer su propio compost
“La función de los Uritrottoir es resolver las molestias urbanas del mal olor asociados con el orinado público nocturno en los centros de las ciudades”, dice Laurent Lebot de Faltazi, la empresa de diseño industrial que creó el nuevo urinario.
El dispositivo arroja el pis sobre un lecho de arena o aserrín. En el interior, un sensor controla la cantidad de orina que hay dentro, y luego notifica cuando está lleno. La paja es acarreada a los límites de la ciudad, donde se descompone en abono para los jardines y parques de París. A diferencia de los baños públicos, el sistema no requiere agua, y reduce naturalmente el olor. “La combinación de carbono y nitrógeno (en la paja y en la orina) inhibe la producción de amoníaco, por lo tanto, los malos olores”, dice Lebot.
Ese diseño, llamado Uritonnoir, ya se utiliza en festivales de música, campings, y eventos deportivos; el Uritrottoir es la versión más elegante, y urbana para las ciudades.
De todos modos, y más allá de la "practicidad" y la apuesta ecológica, sería genial que los hombres se replantearan ese hábito. ¿No?