En el World Trade Center se inauguró una nueva obra de arquitectura del arquitecto español Santiago Calatrava, a la que se le ha puesto el nombre de Oculus.
La obra comenzó como un borrador de “un niño liberando una paloma”, pensando en un espacio lleno de emociones por el 11-S, en respuesta al horror vivido en el lugar con la caída de las torres gemelas.
Lo cierto es que si bien la metáfora es emotiva, la obra sufrió y aún sufre muchas críticas porque lleva gastados más de 4 billones de dólares. El Ground Zero con todos sus spots turísticos, se sigue convirtiendo en un sitio que, además de reflexión y evocación, intenta gritarle al mundo –a través de sus rascacielos y mega obras de la arquitectura moderna- que son un país poderoso y su humanidad indestructible.
Oculus se suma como una nueva estación de conexión (así como Grand Central o Penn Station) de trenes, ómnibus y ferrys. “Un gran óculo” (ojo) a los pies de las torres, con alas de acero blanco con “tentáculos” que miran hacia ambos ríos.
Visto desde arriba pareciera que entrecerrara sus “ojos”, porque cada una de las líneas blancas vendría a ser una especie de “pestaña”, que genera ilusión de movimiento y juego de luces, en contraste con la robustez de los rascacielos inmensos de la zona.
Por fuera parece el esqueleto de una ballena, y una vez adentro, si mirás al cielo en dirección a la Freedom Tower, la ves por entre sus “huesos”, pues tiene como una raja de vidrio, estrecha y alargada, cuya mayor curiosidad es que se abrirá cada 11-Septiembre, permitiendo la entrada del sol justo a la hora en que cayó la segunda torre en 2001.
Las escaleras mecánicas te llevarán a un entrepiso de locales comerciales y la estación conectará a los oficinistas de la zona con 11 líneas de subte, con las torres 1, 2 ,3 y 4 del World Trade Center, el World Financial Center, el Winter Garden, el tren, la terminal de ferry de Battery Park y el Memorial del 9/11.
Oculus mide una cuadra de largo y media de alto, por lo que supera en dimensión, aunque no en volumen a Grand Central, En acústica dicen que el sonido es tan perfecto como Grand Central.
Por ahora sigue despertando polémicas pero sin duda será un nuevo ícono neoyorkino y no te lo podés perder si paseás por Financial Center.