El pasado mes de diciembre París inauguró un museo dedicado al arte de la perfumería, para deleite de los apasionados a todo tipo de fragancias. Y lo hizo a lo grande, ya que el museo se aloja en un palacete neoclásico de 1.400 metros cuadrados, que un tiempo atrás acogió la sede parisina de la marca Christian Lacroix.
Lo encontrarás en pleno Faubourg Saint-Honoré, privilegiado enclave donde se han ubicado, desde hace casi dos siglos, las principales firmas de moda y lujo, a dos pasos del Palacio del Elíseo y enfrente del Hotel Bristol, el favorito de Woody Allen y Nicolas Sarkozy, entre otros.
Si sos de los que presume de tener un buen olfato, no te podés perder el recorrido que te propone este museo a lo largo y ancho de la historia del perfume.
Y es que, si bien en París ya existían museos dedicados al perfume –como el que la marca Fragonard tiene abierto cerca de la Ópera Garnier, o como el espacio del perfumista Frédéric Malle en el barrio Le Marais–, lo que sí resulta novedoso de Le Grand Musée du Parfum es que no está vinculado a ninguna marca en concreto.
Este museo es completamente independiente y está financiado con fondos privados y apoyado por el sindicato francés de perfumistas, que agrupa la friolera de 66 marcas de perfumes franceses
El Grand Musée du Parfum propone un recorrido dividido en varias etapas. El itinerario arranca recordando a algunos personajes históricos especialmente apegados al perfume, desde Cleopatra, quien habría seducido a Marco Antonio sirviéndose de los suntuosos vapores del incienso, hasta la actriz Louise Brooks, quien ya en los años veinte popularizó las fragancias como un accesorio imprescindible para toda mujer moderna que se preciara.
En otra de las salas, podrás descubrir algunas de las materias que históricamente fueron usadas como perfumes, como la mirra, o bien la primera fragancia amalgamada a partir de distintos materiales, el llamado kyfi, fabricada en el Antiguo Egipto a partir de vino, miel, pasas, canela y corteza de espino, entre muchos otros ingredientes.
En un escenario que reproduce las galerías comerciales del París decimonónico, se investiga el origen de perfumes tan míticos como el Chanel Nº5
La segunda parte del recorrido tiene un perfil marcadamente lúdico, repleto de cabinas interactivas que permiten descubrir un extenso menú de materias primas para crear un perfume, como la rosa, la vainilla, la flor de azahar, la lavanda, la bergamota o el cardamomo. Sin olvidar otros menos ortodoxos, como el café, el tabaco y la marihuana. Sí, tal como lo leés. ¡La marihuana!
La última parte está dedicada a la figura de perfumista, artista y creador. Seguro que si has leído el best-seller de Patrick Süskind, la figura del perfumista no te resulte tan encantadora ni refinada.
No te pierdas este museo de espectaculares instalaciones y maravillosos jardines interiores y exteriores.