1- Pripyat, Ucrania:
En la década de 1970, el gobierno soviético construyó la ciudad de Pripyat, ubicándola a menos de 3 kilómetros de distancia del reactor de Chernobyl para que fuera habitada por los quienes trabajaban en la tristemente célebre planta.
Esta ciudad que estaba habitada por 50.000 personas, llena de vida y hermosa para los estándares soviéticos fue evacuada solo 36 horas después del accidente del reactor 4.
Hoy en día es una ciudad fantasma escalofriante, sus edificios dan testimonio de la salida precipitada. Muñecas dispersos en el suelo de los jardines de infantes abandonados; cunas para niños llenas de trozos de colchones y almohadas; en un gimnasio, donde los adolescentes una vez entrenaban, los pisos se pudren y las cáscaras de pintura se caen. En medio de la descomposición, décadas después de la catástrofe, la naturaleza reclama la ciudad: los árboles crecen a través de las ventanas rotas, y la hierba empuja hacia arriba a través de las grietas en los caminos que una vez fueron gloriosos paseos.
De todas maneras, en los últimos años la cantidad de turistas que desean visitar la ciudad y sus alrededores se ha incrementado y se puede ver a algunos turistas recorriendo los ecos del desastre.
- Centralia, Pennsylvania, Estados Unidos
Los carteles indicadores advierten a los visitantes sobre los peligros de la muerte por asfixia o ser tragados por la tierra, pero el antiguo pueblo minero de Centralia, Pennsylvania, que una vez fue el hogar de más de 1.000 personas ahora no es nada más que una ciudad fantasma latente que ha estado ardiendo desde hace medio siglo.
Todo comenzó con un incendio provocado intencionalmente para quemar un vertedero antes del Día del Trabajo en 1962. El problema fue que el relleno estaba sobre un viejo pozo de una mina conectada a un laberinto de túneles que llegaban a su vez hasta las minas subterráneas abandonadas llenas de carbón.
Aunque la ciudad fue capaz de extinguir el fuego por encima del suelo, un infierno mucho más grande ardía por debajo que con el tiempo extendió su camino bajo el centro de la ciudad de Centralia.
Aún hoy, se puede ver cómo desde las grietas en el asfalto se hacen remolinos de humo.
3 Kayaköy, Turquía:
Originalmente construido alrededor de 1700, la ciudad llamada Karmylassos en griego fue el hogar de unos 20.000 residentes ortodoxos griegos a principios del siglo XX.
El reordenamiento territorial tras la Primera Guerra Mundial, sumado a la caída del Imperio Otomano más la derrota griega en la guerra Greco-Turca (1919-1922) hizo que cientos de miles de griegos sufrieran la violencia y persecución que se había iniciado contra ellos en Turquía, y que a su vez generó una devolución de malos tratos a los turcos que habitaban en Grecia. Tod esto llevó a los gobiernos a acordar un intercambio de la población que vivía dentro de las fronteras del país vecino con el fin de detener el derramamiento de sangre.
Los residentes de Kayakoy, que hasta ahora habían vivido en paz con sus vecinos turcos, abandonaron la ciudad y se fueron a Grecia, dejando aproximadamente 350 casas abandonadas junto con dos iglesias ortodoxas griegas y las fuentes y cisternas que regaban la ciudad. En 1957, un terremoto terminó de devastar los restos de esta población griega que son hoy un montón de ruinas que se sostienen a duras penas en la ladera de la montaña.
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