Esta zona ha sido el campo de acción de los pescadores de salmón que durante siglos han ido creando caminos y veredas a lo largo de los acantilados costeros. Uno de los lugares de pesca más apreciados era el que se encontraba en las aguas que rodean al islote de Carrick, y para alcanzar esta zona los pescadores construyeron un puente colgante.
Con el paso de los años esta zona se ha convertido en un parque natural controlado por el National Trust y en uno de los lugares más visitados por los turistas en Irlanda del Norte.
Hay que hacer cola para subir al puente porque es muy visitado. Cuando ya han pasado los visitantes del otro lado, el guardián de la portezuela que se abre en la pared, autoriza a pasar el puente entre imperiosos gritos de “no se paren, sigan adelante, que no se paren he dicho, adelante, adelante...”
El caso es que casi no da tiempo de poner el pie en el puente colgante cuando este empieza a moverse y agitarse con el paso acelerado de los que vienen por detrás marcando el paso y siguiendo las órdenes del “go ahead, go ahead….“
Este paseo se hace cuando se visita la Calzada del Gigante, un lugar que no puedes dejar de visitar.