Hondarribia es uno de los lugares más bonitos del País Vasco. Su nombre, Hondarribia, significa Fuenterrabía en español, y es un colorido pueblo pesquero, con una gran riqueza, tanto en su belleza arquitectónica como en su oferta gastronómica. Tan es así que, en los últimos años, Hondarribia ha experimentado un auge increíble de su escena culinaria.
Desde hace años, Hondarribia se está volviendo más y más turístico. Se multiplica la oferta de lugares pintorescos, con una excelente relación precio-calidad, tanto en lo que es gastronomía como hotelería.
Hondarribia es definitivamente uno de los pueblos más bonitos del País Vasco – aunque oficialmente tiene el título de “ciudad”, que se le otorgó en el siglo XVII tras vencer varias batallas contra los franceses – y es un lugar de visita obligada.
Si decidís visitar solamente un pueblo en el País Vasco, debería ser probablemente éste. En Hondarribia todo es un placer para los ojos y para el estómago.
En los últimos años, Hondarribia ha experimentado un auge increíble de su escena culinaria. Esto se debe a jóvenes chefs que, después de haber estudiado bajo la tutela de famosos cocineros vascos, como pueden ser Martin Berasategui y Pedro Subijana, han tomado sus conocimientos y se han instalado en Hondarribia.
La calidad de su nueva gastronomía está sin lugar a dudas al mismo nivel que la de San Sebastián, la otra meca vasca para gourmets
Hondarribia se está volviendo más y más turístico, pero afortunadamente, eso no significa que vayas a encontrar muchas tiendas de souvenirs. En su lugar, siguen abriendo más y más restaurantes y bares de pintxos. Es por ello que la competencia en Hondarribia es cada vez más dura y, como resultado, solo los mejores sobreviven.
Los pintxos son aperitivos del tamaño de un bocado que se sirven en los bares y tabernas de todo el País Vasco. Son la quintaesencia de la cocina vasca y forman el centro de la cultura gastronómica local
Lo cierto es que hay muchos establecimientos asombrosos. La selección, junto con la relación calidad-precio, hacen que Fuenterrabía sea un lugar difícil de superar.
Casco viejo
Además de su impresionante escena gastronómica, Hondarribia es también hogar de un Casco Viejo muy bien conservado que está rodeado de una muralla medieval, la única de la provincia de Guipuzcoa.
El Casco Viejo está lleno de hermosas casas de estilo vasco, la mayoría con balcones de madera pintados en un abanico de colores. También hay multitud de edificios barrocos que se añaden al encanto del Casco Viejo.
Con su laberinto de estrechas calles adoquinadas, el Casco Viejo está suplicando ser explorado.
El Casco Viejo es un rincón encantado, lleno de color e historia
Aparte del Casco Viejo, la otra zona que tampoco te puedes perder cuando visites Hondarribia es el barrio de la Marina. Es aquí donde se encuentra la mayor parte de los bares y restaurantes que han dado fama a la localidad.
La calle principal que se extiende a lo largo del barrio es peatonal, está alineada con árboles y llena de hermosas casas y establecimientos en los que comer.
Allí pobladores y turistas cierran el día tras largas jornadas en sus hermosas playas.
La otra atracción turística de Fuenterrabía es su playa, la cual se extiende 800 m, ofreciendo arena y tranquilas aguas tanto a locales como turistas.
Fiesta medieval
Algo a tener en cuenta es que cada año, durante el mes de junio, Hondarribia se transforma en una ciudad medieval. Es realmente impresionante vivir esos días.
Te trasladarás en el tiempo, porque hasta la moneda de pago es de la época medieval.
Desde primera hora del sábado hasta última del domingo del fin de semana, el Casco Histórico vuelve a ser lo que hace cientos de años fue, una plaza de vital importancia, con todo tipo de actuaciones y exposiciones, puestos de artesanía, y alimentación.
Acompañados de actuaciones y animación a cargo de juglares o gigantes, saltimbanquis, titiriteros, malabaristas y juglares, todos se citan en Hondarribia para recrear la vida de un mercado en el que convivirán, como antaño, la cultura cristiana, judía y árabe.
Carpinteros, herreros, toneleros, orfebres, canteros, regresan a su casco medieval para disfrute del buen hacer de los artesanos de la época.