Génova, “soberbia por los hombres y por las murallas” como la definió Petrarca, es la espléndida capital de la vivaz Liguria.
Soberbia por la historia que cuenta.
Soberbia por la arquitectura antigua que engalana sus calles.
Soberbia por los jardines que la colorean.
Soberbia por las obras maestras del arte que ofrece a sus huéspedes.
Soberbia por la naturaleza que la rodea.
Se podría caminar hasta el infinito por el centro histórico sin cansarse, a través de sus sombríos, estrechos y característicos callejones llamados caruggi, tan llenos de misterio y encanto.
Las estrechas callejuelas flanqueadas de altísimas casas recuerdan el glorioso pasado de esta ciudad de Liguria: cada uno de sus muros, cada casa, cada callejuela, cada palacio, villa, parque y fortificación, conserva intacto el encanto de la antigua república marítima genovesa.
Ciudad de armas y de comercio, sus maravillas artísticas se conservan en el interior de sus palacios nobles, llamados Rolli y en sus numerosos museos.
Génova es la capital de la salsa pesto y de la buena comida
Lo que hay que ver
Pasear por Génova no deja de sorprender. En los callejones y en las plazas parece sentirse el aroma de una historia y de una tradición que habla de los genoveses como hábiles marineros y astutos mercaderes en el Mediterráneo.
Gran parte del casco histórico de Génova, encerrado en el tramo donde se encuentran las llamadas Strade Nuove (Via Garibaldi, Via Cairoli y Via Balbi) y donde surgen los palacios Rolli, ha sido declarado Patrimonio Unesco de la Humanidad
Son muchos los palacios que han hecho famosa a Génova: desde el Palacio San Jorge, completamente decorado con frescos, al Palacio de la Nuova Borsa, en la principal Plaza De Ferrari, sin olvidar el Palacio Ducal, uno de los más antiguos, hoy sede de importantes exposiciones artísticas y culturales.
Es muy característica la zona de las callejuelas cerca del Puerto Antiguo con una variada arquitectura de iglesias románicas, palacios clásicos y neoclásicos, y edificios de inspiración oriental.
Despunta en lo alto el más importante lugar de culto católico de la ciudad de Génova: la Catedral de San Lorenzo. Construida entre el siglo XII y finales del siglo XIV, el edificio presenta elementos góticos y románicos.
Lo que hay que hacer
Génova no es sólo su casco histórico, la ciudad, de hecho, ha sabido mirar a la modernidad, aspecto que se manifiesta en la realización de nuevos edificios y en la restauración de edificios preexistentes. En la zona del Puerto Antiguo, por ejemplo, se puede admirar el Acuario, proyectado por Renzo Piano, uno de los mayores de Europa, con los edificios futuristas de la Bolla y del Bigo.
En los últimos años la zona del Puerto Antiguo ha sido sede de numerosos eventos turísticos, musicales, culturales y deportivos que hacen aún más vivaz y animada la ciudad.
Paseando por Génova y sus alrededores es fácil encontrarse con numerosas villas, reminiscencias de los bellos tiempos de la preponderancia de Génova, como por ejemplo la Villa del Príncipe, el Palacio de Andrea Doria y Villa Saluzzo Bombrini, llamada “Paradiso”.
Principal puerto de Italia, Génova ha gozado de un desarrollo costero de casi 35 kilómetros, así que es casi una obligación dar un paseo a lo largo de su paseo marítimo, saboreando, junto a la brisa marina, los típicos entrantes de pescado y la comida que se vende por la calle, en cada esquina, en antiguos puestos.
Lo que no hay que perderse
Desde Génova, casi en el centro de Liguria, se puede llegar a las cercanas y maravillosas localidades de la Riviera de Poniente y la Riviera de Levante: Portofino, San Remo y Camogli.
Alargando un poco el recorrido se puede llegar hasta el magnífico Parque de las Cinco Tierras, Patrimonio Unesco desde 1997.