Al igual que Brujas pero de forma más limitada, Gante posee una bellísima red de canales y un precioso centro urbano medieval. Además, cuenta con una fantástica Universidad que ha hecho que la ciudad se mantenga viva.
De los casi 250.000 habitantes que tiene Gante, 45.000 son estudiantes, convirtiendo a la ciudad en una de las más animadas de Europa.
Gante
En la década de los ochenta Gante fue restaurada para tratar de captar el turismo como ya lo hacía su vecina Brujas. Los edificios se limpiaron y los canales se purificaron recuperando el esplendor.
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La joya flamenca oculta cuenta con un teatro de ópera, un puñado de museos, las iglesias más antiguas y muchos puentes sobre los dos ríos que serpentean a través de la ciudad.
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La verdadera alegría de Gante se encuentra al pasar una tarde en un bar al aire libre. Ya sea tomando un café en invierno o instalado al sol en primavera con una cerveza belga, te mimetizarás con los lugareños y disfrutarás del buen ambiente que ofrece esta ciudad.
Si es posible, buscá asiento en el Graslei, un lugar pintoresco del canal en el centro, con una gran vista de los puentes, las casas y los edificios medievales.
Graslei
El área Graslei y Korenlei (muelles de la ciudad) es sin duda el lugar más hermoso de Gante, y si le preguntás a un local, te dirá que del país.
Con un impresionante horizonte de casas medievales portuarias conservadas, y los barcos turísticos que navegan las aguas en busca de la mejor foto, uno puede simplemente sentarse en los adoquines a ambos lados del río, observar a la gente y disfrutar del gran ambiente.
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Patershol
Subite también a una bicicleta y explorá el cercano barrio de Patershol, un pequeño laberinto de calles empedradas encantadoras. Cuando necesites un descanso, deambulá hacia el Patershol, un área en Gante destinada a un ritmo más lento.
Con las calles estrechas, sinuosas y de adoquines que siguen las calles originales de la Edad Media, se puede disfrutar del atractivo de estas históricas callejuelas llenas de gente, acogedoras y totalmente flamencas.
Con pequeñas tiendas y restaurantes íntimos, este encantador y pequeño rincón de la ciudad es el lugar perfecto para recuperar el aliento.
Castillo de Gravensteen
El imponente castillo de Gravensteen (Castillo de los Condes) y el campanario, reconocido por la Unesco, son otras visitas a realizar.
El castillo fue construido en 1180 de piedra caliza Tournai, y abandonado en el tiempo después de períodos como un hogar para la realeza, un palacio de justicia y una cárcel, se restauró en 1885.
Hoy en día, este monolito de piedra cuenta con un montón de espacio para caminar, con un fascinante museo de tortura en el que se exhiben dispositivos aterradores, efectivamente utilizados, incluyendo una guillotina.
Hay una guía de vídeo de 90 minutos que se puede comprar como asistente para tu paseo, que cuenta la historia del castillo en su apogeo durante el siglo XII.
Atalaya
Este campanario, que figura en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO, es el más alto de Bélgica, con una altura de 91 metros.
Justo en el medio del casco antiguo de la ciudad de Gante, las vistas desde lo más alto de la torre permiten disfrutar de las dos iglesias vecinas, así como del resto de la ciudad medieval.
El visitante puede subir (o tomar el ascensor) hasta la parte más alta y detenerse para observar las diversas campanas y carillones, pero las escaleras de piedra inclinadas y en forma de espiral son una auténtica aventura.
Ubicación
Bélgica posee unas comunicaciones envidiables que permiten ir de una punta a otra en tan sólo un par de horas. El aeropuerto de Bruselas, así como las muchas conexiones low cost en Charleroi, permiten una escapada rápida a múltiples maravillas belgas dada su cercanía.
Por ejemplo el Aeropuerto Internacional Zaventem de Bruselas se encuentra tan sólo a sesenta minutos en tren de Gante o a apenas hora y media de Brujas.
La red ferroviaria del país se caracteriza por ser eficaz, veloz y económica.