Son poco más de 8 kilómetros pero la belleza del paisaje, la sensación vertiginosa y la aventura, convierten a este tramo de la carretera 64 –que une Kristiansund y Molde– en una de las grandes atracciones de la costa de los fiordos noruegos.
La llamada carretera del Atlántico o Atlanterhavsveien, une y recorre un grupo de islotes y a lo largo de su trazado cruza un total de siete puentes. El más famoso de ellos es el de Storseisundet, cuya pronunciada curva y su altura de 23 metros sobre el mar, lo convierten en una autentica escultura.
https://youtu.be/PUm-Ns2Ea6w
Inicio bajo el mar
El corto pero apasionante recorrido por esta vía de la región de Hustadvika, comienza tras atravesar uno de los túneles más profundos del planeta, a 250 metros bajo el mar.
El túnel del Atlántico o Atlanterhavstunnelen, tiene una longitud de casi 6 kilómetros y une la ciudad de Kristiansund con el islote de Averøy. Una vez en la carretera, es posible detenerse en los 4 miradores que permiten disfrutar del increíble entorno formado por el océano, formaciones rocosas y pequeños pueblos de casas de madera.
El océano como telón de fondo
Una de las paradas obligatorias es la iglesia de madera de Kvernes, que data aproximadamente del 1300 y cuenta con unas magníficas vistas sobre los fiordos Kvernesfjord y Freifjord.
El viaje también tiene el aliciente de avistar focas y, con suerte, incluso ballenas. La mayoría de los visitantes suele recorrer la carretera del Atlántico durante el verano, pero los más intrépidos eligen el otoño, cuando el océano enfurecido azota los puentes y las rocas de alrededor, creando unas imágenes difícilmente superables por su dramatismo y belleza.