Con 88 años de historia, el edificio que durante 40 años fue el más alto del mundo sigue convocando al público con mucho para ofrecer. Tras una completa renovación, el Empire State Building promete brindar una experiencia totalmente diferente.
Además de reformar los miradores en las plantas 86 y 102 se creó un nuevo
museo en la segunda planta y se remodeló el acceso general
Más de diez millones de personas pasan anualmente por el Empire State, uno de los grandes símbolos de Nueva York.
El primer rascacielos de Nueva York
Los cambios que impactan son los realizados en los dos observatorios que se abren en las plantas 86 y 102. Lo que se ha buscado especialmente es eliminar lo que agobia a los visitantes: multitudes, colas y congestión.
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Se creó un nuevo acceso y un área de exposición con 930 m2 y todo tipo de experiencias, entre ellas, emular a la actriz Fay Wray en su papel en la mítica película King Kong.
Basta de colas y multitudes
El Empire State promete en esta nueva era, que las visitas a la nueva experiencia, renombrada como The Observatory Experience, limitará las colas al control de seguridad en la planta baja. La visita comienza en la planta baja, en la Quinta Avenida con la calle 34, que ofrece ahora una generosa entrada para reducir la sensación de embotellamiento en el vestíbulo. El lugar está decorado con reproducciones de detalles art decó del edicio y grandes fotos históricas que guían hacia el control de seguridad.
Rumbo al cielo
Una reproducción del Empire State de 7,3 m de altura permanece visible mientras se accede por una brillante escalera de acero inoxidable que conduce a la exposición en la segunda planta, plagada de fotografías que recuerdan la historia del edificio y su impacto en la cultura pop estadounidense, animaciones digitales y vídeos que recorren la
construcción del Empire State Building.
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Además de interesante, esta planta sirve para aliviar la congestión que, de otro
modo, se concentra ante los seis ascensores que suben a los observatorios.
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Un ascensor te traslada al piso 86 y al primer observatorio, a unos nada desdeñables 320 m de altura, en tan solo 55 segundos. Hay que vivir esa sensación, cuando las puertas se abren y se ve por primera vez la increíble vista de Manhattan.
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La vista llega fácilmente a la estatua de la Libertad y el World Trade Center, además de a grandes hitos de la ciudad como los edificios Chrysler y Flatiron, el Madison Square Garden y el Bryant Park.
Un segundo ascensor, de cristal y con increíbles vistas 360º, conduce a la planta 102, a 381 metros de altura, un espacio más pequeño y acristalado.
Precios
Quizás sea el ascensor el mayor aliciente para pagar los 20 dólares extras que cuesta la entrada que incluye la planta 102, disponible a partir del 7 de octubre.
La normal, con el pase a la exposición y el observatorio en la planta 86, cuesta 38 dólares. Sin embargo, hay todo tipo de experiencias añadidas y tours privados que pueden elevar su precio hasta los 460 dólares.