La provincia de Tierra del Fuego pondrá en marcha un plan de erradicación por completo del castor a pequeña escala, para cumplir con el acuerdo binacional suscripto en 2008 entre Argentina y Chile.
Para ponerle límites a una invasión descontrolada, el gobierno de la provincia de Tierra del Fuego en Argentina, ya empezó a pagar por las primeras 120 colas de castores que se capturaron con trampas especiales. Con este primer paso, el gobierno piensa detener a esos roedores que fueron traídos desde Canadá por la Armada Argentina y se han convertido en una plaga.
En 1947, se trajeron unos 50 ejemplares para impulsar la industria peletera en la zona, pero como los animales no encontraron a sus predadores naturales del Canadá —los lobos y los osos— pudieron reproducirse y dispersarse sin límites por la isla de Tierra del Fuego, incluso pasaron la frontera con Chile.
Marta Lizarralde, doctora en ciencias biológicas del Centro Austral de Investigaciones Científicas del Conicet en Ushuaia aclara:
"El bosque fueguino es muy frágil y por eso cualquier perturbación puede afectarlo gravemente. Por lo tanto, los castores han alterado el paisaje con su impresionante colonización"
Por un lado, roen con sus dientes incisivos y destruyen árboles como la lenga y el ñire. Después llevan la madera a los ríos y construyen diques casi perfectos, que le servirían como una estrategia defensiva al estar delante de sus madrigueras de piedras y troncos, continúa explicando la científica.
Adrián Schiavini, investigador del Conicet y a cargo de la Estrategia Nacional sobre Especies Exóticas Invasoras agrega:
"El castor roe el árbol hasta que lo derriba, luego lo troza y lo usa para alimentarse y para construir su madriguera"
Con estas acciones, continuó, "lo que era un arroyo de montaña se convierte en una serie de embalses de agua quieta y muchos seres vivos que vivían ahí dejan de poder moverse".
Todo esto entonces genera que esos "diques" de madera faciliten que muchas zonas —especialmente las rurales— hoy se encuentren inundadas, con los árboles cercanos podridos.
Así, el bello paisaje de verdes oscuros y vivaces pasó a estar conformado por lagunas pequeñas con árboles grises a punto de morirse.
Ahora, el gobierno fueguino ha dado marcha a un plan de control poblacional de los castores, con el asesoramiento del equipo de la doctora Lizarralde. Consistirá en pagarles 5 pesos a los 80 cazadores autorizados por cada animal capturado.
Cada cazador recibió entrenamiento por parte del estado provincial y cuatro trampas especiales (llamadas de "captura muerta") que fueron importadas desde Canadá. Una vez que captura al animal, le tiene que cortar la cola para ser presentada a las autoridades de Recursos Naturales como prueba de la pieza. La piel se vende a los acopiadores en 7 pesos y la carne se comercializa en criaderos de zorros.
Si bien la foto muestra que habrá cazadores de todo tipo, la erradicación hoy se hace muy necesaria para detener el daño ecológico.