El Valle del Loira esconde pueblos medievales y lujosos palacios y castillos, que han sido testigos del esplendor de la realeza francesa. Es una de las rutas históricas y culturales más bonitas e impresionantes de Europa.
Castillos del Valle del Loire
Las residencias de verano de los monarcas y nobles franceses eran lujosas mansiones destinadas al placer de sus moradores. Conservadas en perfecto estado, hoy forman parte del patrimonio de Francia y se pueden visitar a través de cruceros fluviales, en caravanas o incluso en bicicleta.
Qué ver en el Valle del Loire
Una de las mejores opciones es seguir una ruta por carretera con paradas en los castillos más importantes erigidos a lo largo del río Loira.
Comenzando en Orleans, al suroeste de París, y finalizando en Nantes, cerca del océano Atlántico, este recorrido de unos 200 kilómetros invita a disfrutar de la buena vida francesa y combina arte, leyendas y gastronomía con momentos de relax en sus jardines, paisajes y viñedos.
Castillo de Chambord
Es el palacio más importante del Renacimiento francés. Un alarde de poder del monarca Francisco I, quien fijó allí su reserva de caza. En su construcción colaboraron grandes artistas italianos del siglo XVI, entre ellos, Leonardo da Vinci, posible autor de la famosa escalera de doble hélice de la fortificación. Está muy cerca de Blois, una ciudad medieval de parada obligatoria.
Castillo de Chaumont
Durante el tramo entre las ciudades de Blois y Amboise, se divisa Chaumont-sur-Loire, una fortaleza levantada en el siglo X para proteger la ciudad de Blois, que fue reconstruida con estilo renacentista 600 años después. Sus muros esconden los secretos de las rivalidades y enfrentamientos entre las diferentes familias reales.
Castillo de Amboise
Residencia de Carlos VIII y Francisco I, la corte de Amboise reunió a grandes personalidades de la cultura y la política.
Allí pasó sus últimos tres años de vida Leonardo da Vinci, quien fue enterrado en la capilla de San Humberto. Es interesante recorrer sus intrigantes pasos subterráneos.
Está muy cerca de Tours, precioso pueblo medieval de casas de madera presidido por la catedral de Saint-Gatien.
Castillo de Chenonceau
A 12 kilómetros al sur de Amboise, se encuentra el Castillo de Chenonceau, conocido como el Castillo de las Damas porque fue administrado por varias mujeres, entre ellas, Diana de Poitiers y Catalina de Médicis.
Es el palacio más visitado de Francia después de Versalles y cuenta con una de las colecciones de pintura más importantes del mundo, así como una reconocida selección de tapices de Flandes.
Castillo de Villandry
Es famoso por tener los jardines más hermosos del Valle de Loria. Sus jardines de estilo renacentista, entre los que se destacan el jardín acuático y el huerto decorativo, contribuyen a la tranquilidad y armonía que transmite todo el conjunto.
Castillo de Saumur
De las ruinas de una fortaleza del siglo XI, se levantó en el siglo XIV la residencia de los duques de Anjou: un castillo de grandes torres octogonales y almenas de estilo medieval. Muy cerca se encuentra la Abadía de Fontevraud, uno de los recintos monásticos más importantes de Europa, en el que pasó sus últimos días Leonor de Aquitania, madre de Ricardo I de Inglaterra, conocido como Ricardo Corazón de León.
Castillo de Brézé
Al sur de Saumur, en la Maine-et-Loire, la fortaleza de Brézé del siglo XI ha sido residencia de gobernadores, depósito de armas y municiones y hasta una prisión. Es famosa por su recinto subterráneo, sus pinturas rupestres y su paisaje de viñedos.
Castillo de Angers
Ubicado en el centro de la ciudad de Angers, este castillo medieval está flanqueado por 17 torres de pizarra calcárea. Ha sido fortaleza defensiva, cárcel y residencia de verano, y en su interior se encuentra bien resguardado el tapiz del Apocalipsis, de 100 metros de largo, una joya artesanal encargada en 1375 por Luis I de Anjou.
Castillo de Brissac
A 15 kilómetros de Angers, este monumental palacio sigue siendo hoy residencia del duque de Brissac, una familia de nobles franceses que a lo largo de veinte generaciones han ido dotando de valor y personalidad al lugar, con su propio teatro dedicado a la ópera y un gran parque de inspiración romántica.
Castillo de los duques de Bretaña
El castillo de los duques de Bretaña, el último en las orillas del Loira, es el monumento más antiguo de la ciudad de Nantes. Erigido junto a la Catedral, entre el siglo XV y el XVIII, la fachada blanca y elegante del palacio ducal contrasta con la rudeza de los bloques de granito y pizarra de las murallas exteriores.
En Nantes, una ciudad llena de historia, finaliza esta ruta reconocida como Patrimonio Mundial por la Unesco. El viaje de regreso a París ofrece muchos más castillos y sitios históricos que merecen la pena descubrir.