El Santuario de la Corona: suspendido entre el cielo y la tierra italiana
El Santuario de la Corona es un lugar de silencio y meditación suspendido entre cielo y tierra, escondido en el corazón de las rocas del Baldo.
Actualizado: 18 de marzo de 2025
A unos 20 kilómetros al noreste de Verona y a 10 millas al oeste del lago de Garda, podrás descubrir el Santuario Madonna della Corona que se aferra de una manera impresionante al Monte Baldo.
Documentos medievales nos dicen que alrededor del siglo XI, los monjes ermitaños de la cercana Abadía de San Zeno, en Verona, vivían en la montaña. En el siglo XIII, el monasterio y la capilla fueron dedicados a Santa María de Montebaldo.
El Santuario de la Virgen de Corona data de 1.522, aunque algunos dicen que es de 200 años antes
Cómo llegar
Muchos peregrinan hasta el Santuario comenzando en el pequeño pueblo de Brentino. Es un largo camino y una subida por una escalera tallada en la montaña.
Quienes deseen peregrinar deben saber que es un camino de montaña escarpado, que te llevará 2 horas para subir y otra hora y media para regresar.
En auto
Para los que no deseen hacer el esfuerzo, el Santuario también es accesible por una carretera pavimentada desde el pueblo de Spiazzi en la cima de la montaña. El camino es accesible a pie y se entra a través de un túnel excavado en la roca en 1922.
Es en uno de los lugares más pintorescos del norte de Italia.
Se aferra a la roca en ese hueco cavado en el Monte Baldo, 774 metros sobre el nivel del mar, con vistas al Valle del Adige
El santuario está abierta durante todo el año en los siguientes horarios:
De noviembre a marzo: de 8.00 a 18.00
De abril a octubre, de 7.00 a 19.30
La actual basílica
En 1974 se le confió a Guido Tisato la tarea de elaborar un borrador de un enfoque integral, considerando la destrucción de la Iglesia existente, preservando las partes más valiosas e importantes, para la construcción de una estructura mayor.
Demolición y reconstrucción del santuario se hicieron entre 1975-1978. El 17 de abril de de 1988 fue visitada por el Papa Juan Pablo II, quien le rezó a la Virgen de la Corona.
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