Muros, blindajes, avasallamientos de derechos de todo tipo. El gobierno de Donald Trump está dispuesto a llevar adelante su planteo de cerrar las puertas de Estados Unidos a todo aquel que ellos consideren "persona no grata". La nueva iniciativa que está analizando la administración del republicano contempla imponer medidas más drásticas a viajeros y turistas provenientes de países amigos, como revisar los contenidos telefónicos, las cuentas bancarias y hasta las redes sociales.
La noticia fue revalada por el diario The Wall Street Journal. El proyecto, controvertido y peligrosamente intrusivo, afectará a ciudadanos de países aliados de Washington, como el Reino Unido, Japón, Australia, Francia y Alemania. También a los demás integrantes del programa “Visa Wiaver Program” -38 países en total-, cuyos ciudadanos pueden entrar a Estados Unidos sin necesidad de visa.
El polémico argumento de las autoridades estadounidenses es que de esta manera reforzarán los controles de seguridad para evitar atentados y ataques terroristas, en un momento de gran peligro a nivel global
La intención es que el funcionario de migración estadounidense, si lo considera necesario, le solicite al viajero su teléfono celular para examinar sus contactos y los sitios visitados. Inclusive puede exigirle la contraseña de las redes sociales para tener acceso a información privada, y los movimientos financieros de sus cuentas.
“Si hay alguna duda sobre las intenciones de una persona que viaja a los Estados Unidos, ésta debe demostrar su verdadera intención de que viene por razones legítimas”, dijo Gene Hamilton, consejero principal de la secretaria de Seguridad Interior a The Wall Street Journal. “Queremos preguntarle a la gente qué sitios de visita. O pedirles sus contraseñas. De esa manera podremos ver lo que hacen en Internet. Si ellos no quieren darnos esa información, entonces no ingresan”, precisó el propio secretario de Seguridad Nacional, John Kelly, en una audiencia reciente en el Congreso.
El otro punto de la flamante iniciativa es hacer más difícil la obtención de visas para ingresar a Estados Unidos, intensificando los controles y ampliando las entrevistas en los consulados. En las nuevas preguntas se incluiría interrogatorios sobre “opiniones políticas”.
Es más: el gobierno de EEUU quiere limitar el número diario de entrevistas programadas y extender la duración de cada una de ellas para hacerlas más efectivas. Y quieren que se exijan las direcciones de mails, las claves de redes sociales, los destinos de sus últimos viajes y los domicilios en las que vivió los últimos 15 años.
Estas ideas restrictivas de la administración Trump con respecto a los visitantes vienen generando una ola de críticas por parte de sectores defensores de libertades civiles
Dentro de este polémico conglomerado de nuevas demandas figura la “prueba ideológica”, una idea que se le ocurrió proponer a Trump durante la campaña presidencial, y cuyo objetivo es rechazar a visitantes con planteos ideológicos opuestos al capitalismo estadounidense. “Los que no creen en nuestra Constitución, o que apoyan la intolerancia y el odio, no serán admitidos para la inmigración en el país”, dijo hace unos meses. Para determinar ésto van a elaborar una serie de preguntas al solicitante sobre qué piensan de los “crimines de honor” -práctica que llevan a cabo algunos sectores ultraislámicos-, cuál considera que debe ser el lugar de la mujer en la sociedad, si valoran la “santidad de la vida humana” y si ven como objetivo legítimo realizar una operación militar en ciertas circunstancias.
El proyecto está en elaboración y aún deben ser consensuados algunos ítems. Pero la idea general contaría con el visto bueno.