
La casa de Salvador Dalí en Cadaqués, laberíntica y única, está plagada de pasillos estrechos, desniveles, habitaciones inesperadas y rincones llenos de arte y objetos insólitos.
La casa de Salvador Dalí en Cadaqués
la casa de Dalí en Cadaqués no es solo una vivienda, sino la mayor obra surrealista habitada del mundo, un lugar donde cada rincón revela el genio y la extravagancia de uno de los artistas más influyentes del siglo XX.
Salvador Dalí
Uno de los episodios más infames que involucran a Salvador Dali es el colosal enfrentamiento con sus padres. En realidad no fue uno solo sino una serie de momentos conflictivos.
Años después de la muerte de la señora Dalí, un joven Salvador garabateaba "Parfois je crache par plaisir sur le retrato de ma mère" (a veces escupo de placer sobre el retrato de mi madre) en una pintura temprana. Al ver essto, el indignado anciano Dalí lo echó de la casa.
Tiempo después Salvador volvió y le entregó un condón dibujado con espermatozoides llenos con las palabras de despedida, "Esto es todo lo que debía."
Eso fue Dalí. Era muy colorido y rimbombante, pero probablemente sobre todo, le gustaban los golpes. Éste era el mismo hombre que con su esposa Gala, se presentó en un baile de máscaras en Nueva York vestidos como el bebé Lindbergh y su secuestrador.

Y como no podía ser menos, la casa de Salvador Dalí en Cadaqués, España, también es provocadora y extraña.
Museo Salvador Dalí
Convertida ahora en el Museo Salvador Dali, la casa (o más bien las 7 casas de pescadores que Dalí compró y reformó) es una clara evidencia de su personalidad desbordante, controvertida y muchas veces contradictoria.
Los visitantes son recibidos en la entrada por un oso polar de peluche - un centinela algo macabro y estridente que se alza allí luciendo collares adornados, y llevando de sombrero una lámpara. Completando la taxidermia (al menos en este cuarto), hay un búho de peluche con la mirada fija en el camino de entrada. Un sofá en forma de labio se ubica a la derecha de la sala.

Un poco más adelante, siguiendo con el recorrido, tres cisnes que Dalí tenía como animales de compañía velan por la calma de la biblioteca. Dalí aparentemente los amaba tanto que los tenía equipados con cascos colocados con velas, para poder verlos deslizarse en la bahía por las noches.
La casa es una serie de escaleras de caracol y estanterías, cada una con baratijas y muebles extraños e impares pero que representan en cierto modo lo que Dalí quería a cada instante: Provocar, llamar la atención, movilizar el ánimo, a cualquier precio.

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