El Norte argentino es un fantástico mundo de adobe con una cultura penetrante y arraigada. Emplazado en el corazón de los Valles Calchaquíes, a 157 km de la ciudad de Salta y a 2.280 metros sobre el nivel del mar, se encuentra Cachi, un lugar lleno de magia del norte argentino, que resume la fisonomía de los pueblos del norte: estilo colonial mezclado con detalles del arte precolombino.
Este rincón salteño brinda a los viajeros una experiencia de otra época. Al recorrer sus callecitas empedradas y sus edificaciones coloniales, cruzarás alguna mula por el pueblo y pensarás que estas en el 1800
No son pocos los viajeros que llegan a Salta y deciden pasar unos días en Cachi, uno de los rincones del planeta donde el tiempo parece no haber pasado.
Cómo llegar a Cachi
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Uno de los mayores encantos de Cachi es el camino de llegada. La ruta provincial 33 lleva al turista desde Salta por la verde Quebrada de Escoipe, que ofrece vistas panorámicas impactantes, y la Cuesta del Obispo, con sus 20 kilómetros de glorioso zig-zag entre las montañas.
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Se alcanza la altura máxima de 3.620 metros en Piedra del Molino, donde el apunamiento es tan sólo comparable con la sensación de paz y tranquilidad que provoca viajar literalmente entre nubes, los días que estos cúmulos se forman en el camino.
También la ruta atraviesa el Parque Nacional los Cardones, una maravilla de natural de más de 65 mil hectáreas donde los cardones y las flores de amancay son protagonistas, y en la que la aridez del desierto alcanza su mayor esplendor.
La Recta del Tin Tin es un trayecto de 19 kilómetros que data de la época en la que los incas rondaban por estos pagos. En la actualidad está pavimentada y se caracteriza por su perfecta rectitud, que hoy se lograría gracias a la ayuda de la tecnología, pero que en aquellos tiempos se hizo manualmente.
Qué ver en Cachi
Si llegás a Cachi de noche pensarás que te has transportado al pasado: con una arquitectura colonial resaltada por luces amarillas y cálidas, ya que no está permitido el uso de iluminación fría en sus calles, la paz te inundará de inmediato al ver a sus habitantes pasear tranquilos por su plaza principal.
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No hay publicidades ni carteles pegados, y los locales pueden anunciarse pero con carteles que mantengan el espíritu del lugar.
Ya de día el pueblo cobra vida. Los más de 7 mil habitantes del Departamento que viven en el corazón de los Valles Calchaquíes reparten sus quehaceres diarios lejos del pequeño centro, y el turista se sorprende por la poca gente que ve en su estadía.
Plaza 9 de Julio
La plaza principal 9 de Julio es especialmente popular los fines de semana y durante las
noches de verano, pero duerme junto con sus pobladores durante las sagradas horas de la siesta. El único momento en el que viajero se encuentra con multitudes es durante la misa del domingo, a la que acuden tantos vecinos que muchos deben contentarse con quedarse fuera de la iglesia.
Iglesia de Cachi
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La iglesia de Cachi, emplazada al costado de la plaza, es uno de los edificios más emblemáticos del lugar. Sus orígenes datan del siglo XVIII, y su arquitectura colonial con muros de adobe se entremezcla con lo autóctono con sus techos de madera de cardón, tan característica por sus pequeños agujeros.
El campanario es pequeño, pero las tres campanas que adornan su fachada -que contrasta drásticamente con el celeste del cielo en los días despejados- hacen que este Monumento Histórico Nacional sea uno de los más fotografiados y visitados.
Museo de Arqueología de San José de Cachi Pío Pablo Díaz
Enfrente de esta parroquia se ubica elMuseo de Arqueología de San José de Cachi Pío Pablo Díaz, una de las atracciones más didácticas y cuyo edificio forma parte del casco histórico del pueblo.
En este edificio donde los arcos y columnas son protagonistas, se relatan las etapas de la historia prehispánica de los Valles Calchaquíes. Con piezas arqueológicas y una exhibición modesta pero entretenida, el museo ofrece un vistazo a más de 10 mil años de historia.
Otras actividades
Además de pasear por el pueblo, hay varias actividades para los turistas. A un kilómetro se ubica el Mirador de Cachi, que ofrece vistas panorámicas e imperdible del lugar. Sobre el poblado se erige el cementerio, cuya fachada con arcos recuerda a la del museo.
Al pie del nevado de Cachi, se encuentran las Ruinas de las Pailas, un yacimiento arqueológico a 3 mil metros de altura con caminos empedrados y tumbas circulares.
Bodegas
Otra de las opciones imperdibles de Cachi es visitar sus bodegas, y quizás la más mágica sea la de la familia Isasmendi, que mezcla el espíritu familiar con la tradición del buen vino, donde la historia preincaica del lugar se une armoniosamente con la calidad de los vinos fabricados artesanalmente en las alturas.
La Finca y Bodega Isasmendi se encuentra a tan sólo unos metros de la plaza principal, y es una propiedad de 3 hectáreas que incluye una casona antigua y los espléndidos viñedos, alimentados por el agua de los deshielos del Nevado de Cachi.
Los viajeros que arriben a Cachi se verán embelesado por su belleza de otro mundo donde la vida se desarrolla con una calma y una tranquilidad casi espiritual, en las alturas de los Valles Calchaquíes, un refugio paradisíaco de las vicisitudes de los tiempos modernos
En cuanto a la gastronomía, hay confitería, restaurante y comedores cercanos a la plaza principal donde se pueden probar distintos platos regionales: humitas, tamales, locro o empanadas.
Fuente: facebook Turismo Norte y Cuyo Argentino