Ávila, la ciudad donde se encuentran el patrimonio, la historia, el arte, la gastronomía, la fiesta y la mística, la cultura y la naturaleza, es una ciudad medieval que se une a la modernidad y a la calidad turística, para ofrecer al visitante una enriquecedora estancia.
Murallas, casas, palacios, templos y conventos, configuran el rico patrimonio artístico de la ciudad, fruto de un enriquecedor pasado histórico protagonizado por las culturas que en ella convivieron.
En el siglo XVI la ciudad conoció su máximo esplendor, y de aquí proviene, Teresa de Cepeda y Ahumada, más conocida como Teresa de Jesús.
Si hacés un recorrido teresiano, irás del gótico al renacimiento, a través de la vida y obra de la Santa más universal.
Ávila es lugar de fiestas y tradiciones. La mayoría nacieron con un carácter religioso, pero en ellas no falta un matiz pagano. A lo estrictamente religioso se suman otras actividades lúdicas, arraigadas en los usos y costumbres de la ciudad.
El visitante que llega a Ávila deberá realizar su visita de forma pausada. A distintas horas del día, la luz irá variando y matizando las arquitecturas de la ciudad. Su recorrido puede seguir el trazado de una ruta temática, pero también puede ser desordenado, descubriendo en cada calle, en cada plaza, un edificio, una cornisa, una ventana, una historia, una leyenda, una tasca, o cualquier cosa que le invitará a volver.
La muralla es esencialmente medieval.
Con un perímetro de 2.516 m, 87 torreones, 9 puertas y 2 porteras, el de Ávila es el recinto amurallado mejor conservado del mundo.
Palacios adosados al interior constituirían un segundo cinturón defensivo ante posibles revueltas.
La catedral de Ávila se proyecta como templo y fortaleza, de claro estilo borgoñón, se inscribe en planta de cruz latina formada por tres naves.
Maravillosa