Llegar hasta la Basílica Santa María della Salute es en sí mismo un glorioso paseo por Venecia. Dar con ella implica atravesar puentes, bordear canales y transitar estrechas callecitas humedas repletas de flores colgando de pequeñas ventanas.
Basílica Santa María della Salute
La basílica barroca de Santa María della Salute, ubicada en uno de los lugares más prestigiosos de Venecia, cerca de la cuenca de San Marcos, fue construida en 1630 para agradecerle a la Virgen el final de una peste.
El proyecto es de Baldassare Longhena y las obras se terminaron en 1687, cinco años después de la muerte del artista.
El triunfo sobre la muerte
La Iglesia de Santa Maria della Salute recuerda los capítulos más terribles de Venecia, que un día dejó de brillar y sus canales no permitieron la entrada y mucho menos la salida de cualquier cosa o persona.
De Venecia no se podía escapar y la ciudad de las máscaras solo fue silencio, oscuridad, ausencia, vacío y muerte. Santa María della Salute está levantada con la fuerza del que sobrevive. La Basílica es la esperanza de la luz que iba a volver, aun cuando durante muchos días y muchas noches, la más absoluta negrura se adueñó de Venecia.
Santa María della Salute es el triunfo sobre la muerte, es la vuelta de la vida
Por eso se alza sobre toda Venecia y por eso los venecianos la buscan y la pronuncian. La peste casi acaba con la vida de la ciudad, pero la realidad fue que la peste se fue y dejó a Venecia diezmada pero aún viva.
El edificio
El edificio, con planta octogonal, está cubierto con piedra de Istria y tiene un cuerpo central rodeado de seis capillas, dos cúpulas y dos torres.
El margen que deja la calle para verla de cerca es muy estrecho, pero se ve todos lados.
La mejor perspectiva se consigue desde lejos, del otro lado del amplio canal, pero igualmente estar parado junto a ella pone de manifiesto su imponente magnitud y encandila con su petrea majestuosidad blanca.