En el ámbito de la aviación, los bulliciosos cielos del Polo Norte contrastan marcadamente con la inquietante y silenciosa extensión de aire sobre la Antártida. Si bien los vuelos atraviesan habitualmente el Ártico, aventurarse más allá del Polo Sur sigue siendo una práctica poco común. Este intrigante contraste plantea la siguiente pregunta: ¿Por qué los aviones normalmente evitan sobrevolar el Polo Sur?
A pesar de la belleza y la aventura que implicaría sobrevolar la Antártida en un vuelo comercial, lo cierto es que los pilotos y las compañías evitan sobrevolar el gélido continente. Por ejemplo, para ir de Sudamérica hacia Australia, dan la vuelta en el sentido inverso.
Por qué los aviones no pueden sobrevolar la Antártida
La elección de evitar la Antártida se debe a una combinación de factores, cada uno planteando desafíos específicos para los viajes aéreos.
- Escasa infraestructura: La vastedad y lejanía de la Antártida carecen de la infraestructura necesaria para vuelos comerciales regulares. Con pocos aeropuertos y estaciones de servicio, atravesar el continente presenta desafíos logísticos que las aerolíneas encuentran difíciles de superar.
- Condiciones climáticas adversas: La Antártida es famosa por su clima implacable, con temperaturas extremas, tormentas impredecibles y ventiscas peligrosas. Estas condiciones no solo aumentan el riesgo de interrupciones en los vuelos, sino que también requieren equipamiento especializado y capacitación para los pilotos, lo que incrementa los costos operativos.
- Normativas ETOPS: Las Normas de Desempeño Operativo para Aviones Bimotores Extendidos (ETOPS) requieren que las aeronaves bimotores permanezcan dentro de una cierta distancia de un aeropuerto adecuado en caso de falla de uno de los motores. Las largas distancias y la escasez de aeropuertos en la Antártida dificultan el cumplimiento de estas regulaciones.
Además de los desafíos logísticos y operativos, la viabilidad económica de volar sobre el Polo Sur sigue siendo dudosa. La demanda de vuelos entre puntos del hemisferio sur es considerablemente menor que en el hemisferio norte, lo que reduce el atractivo para las aerolíneas de invertir en rutas polares.
En la mayoría de los casos, las rutas alternativas que evitan la Antártida brindan tiempos de viaje más breves y una mayor eficiencia económica.
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