Migrar nunca es una opción fácil, ya que se dejan atrás muchas cosas y personas queridas. Todo esto genera muchos cambios en la persona y hay que saber cómo gestionar todas esas emociones para que no impacten de forma negativa. Las consecuencias de la migración son sentimientos tristes y negativos, lo que llamamos "duelo migratorio" . Conoce cómo se los puede tratar.
El duelo de migrar y las consecuencias de la migración
Muchas personas se enfrentan a la difícil decisión de abandonar su lugar de origen en busca de una vida mejor. Las motivaciones detrás de este paso pueden variar, desde buscar mejores oportunidades laborales o educativas hasta escapar de conflictos, pobreza, terrorismo o regímenes políticos opresivos.
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Sin embargo, la migración no es un proceso fácil. Puede ser una experiencia emocionalmente traumática, comenzando por la dolorosa despedida del país de origen y continuando con los desafíos de adaptarse a un nuevo entorno cultural.
Llegar a un país extranjero implica enfrentarse a barreras lingüísticas, aprender nuevas normas y costumbres, modificar hábitos y rutinas, y lidiar con la burocracia interminable. En resumen, cada migrante experimenta un complejo proceso de duelo al dejar atrás personas, relaciones y parte de su identidad, lo cual puede persistir incluso después de establecerse en el nuevo país.
A menudo, las expectativas de la nueva vida pueden chocar con la realidad, generando sentimientos de decepción. La culpa y la tristeza pueden acompañar a la persona desde el momento en que considera la posibilidad de emigrar, y persistir incluso después de la instalación en el país de destino, especialmente al enfrentarse a la necesidad de adaptarse a nuevas costumbres mientras deja atrás las propias.
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La nostalgia y el sentimiento de desarraigo también son comunes, haciendo que el individuo se sienta desconectado de sus raíces y anhele lo que dejó atrás. En resumen, el viaje migratorio está lleno de emociones difíciles y desafíos constantes.
Efectos psicológicos de la migración
Entre todos los efectos que puede ocasionar trasladarse a otro país y dejar atrás lo conocido, hay muchos que deben ser tratados y abordados con la profesionalidad que se merecen.
Uno de los cambios psicológicos que se experimentan durante la migración es la disonancia cognitiva. Frecuentemente, los migrantes se sienten desubicados en su nuevo país de residencia, enfrentando conflictos internos cuando sus valores y creencias chocan con los del entorno.
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La soledad es otra experiencia común. Los migrantes pueden sentirse solos y aislados, lo cual dificulta la creación de nuevas relaciones sociales y redes de apoyo en el lugar de destino.
Además, el proceso de adaptación puede provocar problemas de identidad. Al dejar atrás costumbres y creencias arraigadas, los individuos pueden experimentar confusión sobre quiénes son y qué quieren en la vida.
La presión por integrarse en la nueva sociedad puede llevar a la sumisión y complacencia. El temor al rechazo puede hacer que algunos migrantes renuncien a su autenticidad, sacrificando parte de su identidad emocionalmente, a fin de adaptarse al entorno.
Cómo cuidarnos cuando emigramos
Emigrar no siempre tiene que significar algo malo que siempre hace daño. Hay que aprender a adaptarse a los nuevos cambios y controlar los pensamientos negativos para poder enfocarnos en la nueva aventura en un nuevo destino.
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Es por eso que siempre hay maneras de sobrellevar la situación y hacer que la añoranza al lugar de origen se siente menos dolorosa. Siempre es importante cuidar la salud mental al momento de emigrar y protegerse de las malas emociones.
Para ello, una de las primeras cosas que se pueden hacer es darse tiempo y paciencia a uno mismo para poder adaptarse al país al cual se ingresa. No todo se aprende de un día para el otro, por lo que llevará un rato poder acostumbrarse al nuevo entorno y aprender a sentirse cómodo allí. Es válido perderse, sentir confusión y hasta tener ansiedad en las calles, ya que es un ambiente nuevo que se desconoce.
Siempre es bueno contar con personas de confianza que puedan guiar y así sentirse menos confundido. Otra alternativa es contactarse con los familiares o cercanos en el país desde donde se emigró y mantener contacto con ellos por teléfono.
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Permitir sentirse mal es otra manera de sobrellevar todo el duelo de la migración, ya que da lugar a reconocer cuáles son las cosas que duelen y poder sacarlas hacia afuera. Entre algunas cosas, llorar es una buena opción para deshacerse de todos esos sentimientos pesados y dolorosos. También se pueden optar por medio artísticos para desquitarse, como pintar, bailar, escribir, tocar un instrumento, etc. Va a depender de las preferencias de cada persona en particular.
También es fundamental establecerse una rutina diaria y organizada, para no perder el enfoque en lo que uno debe hacer y así mantener la mente ocupada y ordenada. Al atender las necesidades básicas, se le está haciendo un favor a uno mismo para poder sentirse mejor emocionalmente. Por lo que atender los deseos personales es una gran manera de sentirse mejor en el nuevo ambiente.
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