Prohibir los cruceros aborda dos problemas principales que los destinos turísticos de todo el mundo luchan por contener: las multitudes de personas y la destrucción del medio ambiente.
El Ayuntamiento de Ámsterdam aprobó el jueves una medida que prohibirá el atraque de cruceros en la capital holandesa. Las autoridades dijeron que la medida tenía por objeto reducir la gran cantidad de turistas y frenar la contaminación, problemas provocados por los más de cien buques que antes atracaban cerca del centro de la ciudad cada año.
Ámsterdam fue solo la última ciudad en tomar medidas contra los cruceros, y puede haber más en el futuro a medida que la industria continúa creciendo a pesar de las preocupaciones ambientales y turísticas.
En 2021, las autoridades italianas prohibieron el atraque en Venecia de naves de un cierto tamaño para frenar el turismo y proteger el ecosistema de la laguna, que también fue declarada monumento nacional. La Polinesia Francesa también prohibió los mega cruceros el año pasado, citando preocupaciones sobre la carga para la infraestructura local y la conservación del ecosistema.
Otros tienen barcos grandes limitados, en lugar de promulgar prohibiciones totales. Barcelona decidió el año pasado limitar el número de cruceros que atracan en el puerto de la ciudad. En 2016, Santorini comenzó a limitar los visitantes de los barcos en respuesta al hacinamiento.
Los movimientos se producen en un momento en que los barcos están bajo un escrutinio cada vez mayor por los impactos ambientales y las preguntas sobre cuánto están ayudando realmente a las economías locales que visitan.
Los itinerarios a áreas vírgenes de Alaska, por ejemplo, han resultado en contaminación del aire, el agua y el ruido, montones de basura y demasiada gente, causando daños a los ecosistemas. Entonces, ya sean prohibiciones totales o solo límites, es probable que la industria de cruceros enfrente más restricciones a nivel local en el futuro.
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