Las grandes ciudades del mundo se transforman para dar cobijo al tráfico a pedales. La tendencia es firme y va aún más allá, por fuera de los centros urbanos. Alemania está construyendo una autopista de 100 kilómetros para bicicletas.
Una autopista donde no habrá semáforos, señales ni camiones. Todo el espacio estará pensado para las bicicletas, con carriles rápidos y más lentos.
Este paraíso para ciclistas está en construcción: ya tiene 5 kilómetros. El objetivo final es conectar diez ciudades alemanas, entre las que encontramos nombres como Hamm, Duisburgo o Bochum, varias de ellas con importantes universidades.
Se espera que la autopista para bicis sea usada por más de dos millones de ciclistas a diario, e implicaría 50.000 autos menos circulando.
Tendencia en Occidente
La necesidad de oxigenar ciudades y carreteras fomentando el uso de la bicicleta se ha ido contagiando entre países. Varios ya han ido sacando adelante proyectos en torno a una movilidad urbana donde el coche vaya dejando de ser protagonista, reemplazado por alternativas más saludables para la gente y las ciudades.
Frankfurt y Berlín también están estudiando alternativas similares para cuidar a su población ciclista y fomentarla. Lo mismo con las autopistas elevadas de Londres para bicicletas o los puentes para uso exclusivo ciclista de Países Bajos. Francia paga a los empleados que van a trabajar pedaleando. Y Europa ya se puede recorrer en bici.