Alguna vez fueron la solución que se necesitaba y permitieron a muchas personas comunicarse rápidamente y mucho más barato, en un época en que los teléfonos eran un lujo casi excluyente. Pero hoy, a manos de la tecnología que desarrolló y popularizó los smartphones personales, las cabinas telefónicas ubicadas en la vía pública han pasado de ser un recurso imprescindible a ser una auténtica antigüedad llamativa.
Londres y una clásica cabina roja o a Berlín y sus cabinas convertidas en bibliotecas urbanas son ejemplos de cómo estos elementos se han convertido en elementos del paisaje y son hoy atractivos turísticos.
La agencia de viajes online Rumbo ha recopilado algunas ciudades donde hacer turismo pasa por sus antiguos teléfonos.
- Berlín:
Ante el desuso de las cabinas telefónicas, y para evitar que desaparezcan de la ciudad, en la capital de Alemania el gobierno ha dejado la iniciativa en manos de sus ciudadanos. Tras comprar las cabinas, éstas son decoradas y habilitadas con estanterías para colocar libros de diferentes temáticas.
Los berlineses han dado rienda suelta a su faceta más creativa y prefirieron conservarlas como patrimonio urbano, convirtiéndolas en pequeños espacios culturales: muchas cabinas berlinesas son hoy librerías públicas, una buena opción para sumergirse en el ambiente de la ciudad con libro en mano.
- Londres:
Las icónicas cabinas rojas que son un referente turístico de la ciudad del Támesis, estaban quedando sin uso práctico. Fue en 1924 cuando el arquitecto Sir Giles Gilbert Scott diseñó la cabina K6, que todos conocemos. Pero en 2009 la firma British Telecom desarrolló la campaña “Adopte una cabina” a través de la cual la empresa inglesa animaba a los municipios y administraciones locales a apadrinar una por el simbólico precio de una libra.
- Estocolmo:
No tan famosas como las emblemáticas cabinas telefónicas de Londres pero no menos curiosas, son algunas de las antiguas cabinas de teléfono que todavía podemos encontrar en distintos puntos de la ciudad que llaman la atención por sus puertas de estilo romántico y cúpulas que se adaptan a la estética del barrio.
- Estambul:
En el distrito de Beyoğlu, situado en la parte europea de la ciudad y considerado como uno de los barrios más artísticos de Estambul podemos encontrarnos con estas extrañas cabinas que llaman la atención por su forma de delfín.
- Tokio:
Si bien la capital japonesa es una de las ciudades que más tiene que ver con el desdarrollo de la tecnología en gran escala, la ciudad no deja de tener un vínculo especial con la naturaleza. Uno de los sitios favoritos de los locales para escapar de la gran ciudad y conectarse con lo natural es la Isla de Yakishima que guarda un denso bosque declarado patrimonio de la Unesco conocido como «Sugi» en japonés, donde proliferan las coníferas. Y es precisamente en la vieja corteza de estos árboles donde algunos locales instalaron cabinas, una manera original de “comunicarse” con la naturaleza.