La salud física y psíquica mejora con las vacaciones. Los expertos no tienen dudas y coinciden en afirmar que lo vivido en vacaciones rebaja considerablemente los niveles de estrés, tan amigo del aumento de la hipertensión, el insomnio, el mal humor, o la ansiedad.
Las vacaciones nos permiten tener más tiempo para relacionarnos con la familia y los amigos, dormir sin estar pendientes del despertador, estar más en contacto con la naturaleza, disfrutar del aire libre, hacer más ejercicio físico, viajar y reconfortarnos con nuestros pensamientos.
Todos estos beneficios reunidos provocan la disminución de dos hormonas muy ligadas al estrés: el cortisol y las catecolaminas
Estas conclusiones se informan en una entrevista con EFEsalud de José Angel Alcalá, psiquiatra del Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba y miembro del grupo de Salud Mental de SEMERGEN.
"Las vacaciones dan la oportunidad de cortar el circuito del estrés que sufren las personas, en mayor o menor grado, por problemas laborales, familiares o de otra índole"
El estrés provoca una movilización masiva de catecolaminas, lo que favorece, entre otros, que aumente la frecuencia cardíaca, lo que (si hay predisponibilidad) puede hacer que aparezcan arritmias, o que suba la presión arterial y desemboque en hipertensión.
El estrés activa también un aumento del cortisol, lo que tiene efectos nocivos a nivel metabólico y promueve la subida de los niveles de lípidos en sangre, la diabetes y la obesidad. Además, suprime el sistema autoinmune.
“Si se puede tomar un descanso adecuado, tres semanas seria lo ideal, y a nivel físico por lo menos 10 días, cortan un poco los niveles de estrés”
Las vacaciones, refiere, disminuyen la frecuencia cardíaca, mejoran los problemas musculares, que a veces se producen por la tensión nerviosa, y también los dolores cervicales. Todo eso se arregla con el descanso.
“Las alteraciones del sueño se ven disminuidas: el simple hecho de no tener que estar pendiente de levantarse a una hora determinada hace que se regule”
“A nivel psicológico provoca especialmente una mejoría de las sensaciones de inquietud e irritabilidad. La concentración, que disminuye cuando estamos muy saturados, también se beneficia en los periodos de descanso, que reducen los niveles de ansiedad y mejorar el estado de ánimo.”
Observa además el psiquiatra que en situaciones de mucha sobrecarga laboral, las vacaciones propenden a rebajar la tensión con los compañeros y “que podamos plantearnos el trabajo con más tranquilidad.”
Vacaciones, amigas de la salud
El estrés, según la Guía sobre el Manejo del Estrés de Medicina del Trabajo, puede desencadenar a corto plazo dolores de cabeza por exceso de tensión; dolores musculares; calambres en el cuello, hombros y brazos; y cansancio pronunciado.
También problemas de concentración; sentimiento de frustración, irritabilidad y/o enfado; llanto frecuente; incremento del consumo de alcohol; cambios de apetito (pérdida y/o aumento de peso); dificultades para conciliar el sueño; mal genio; lapsus frecuentes de memoria; sofocos; sentimientos de ansiedad o impotencia; apatía y desesperación.
Y a largo plazo, las consecuencias físicas pueden derivar en trastornos neuroendocrinos; cardiovasculares (aumento de la presión arterial o incremento de la arteriosclerosis); musculoesqueléticos; alteraciones dermatológicas y otros como alteraciones de la ventilación, cefalea tensional y migrañas.
Emocionales: humor disfórico, tristeza, disminución de la capacidad de relación, incremento de la irritabilidad, astenia, fatiga, ansiedad inespecífica, trastornos del sueño, trastornos adaptativos con ansiedad y depresión.
Cognitivas: pérdida de concentración, dificultad de memoria, déficit de atención, sensación de temor infundado y temor a la pérdida de control de la situación.
Comportamentales: aumento en el consumo de alcohol, tabaco y otras drogas, alteraciones en la alimentación y trastornos de la conducta alimentaria.
Fuente: EFE Salud