Los visitantes que llegan al Campo de Concentración de Sachsenhausen en las afueras de Berlín, hoy reconvertido en un lugar dedicado a la memoria muy visitado por el turismo de todo el mundo, ingresan a las entrañas de uno de los símbolos del horror de la Alemania Nazi, donde el objetivo de "no olvidar" impacta al turista que se encuentra frente a una pesadilla inimaginable.
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El viaje desde Berlín en tren hasta la estación Oranienburg puede demorar una media hora. Desde la estación ferroviaria miles de turistas, diariamente, parten dispuestos a conocer de cerca el horror vivido en ese lugar.
Para hacerlo recorren las calles empedradas del poblado de Bradenburgo hasta llegar a lo que hoy se denomina Espacio Conmemorativo Sachsenhausen.
Una vez allí, el visitante se detiene frente a una maqueta de bronce donde se puede observar cómo era el funcionamiento de este lugar. Luego recorren por fuera las murallas con sus temibles alambres de púas en su parte superior y las torres desde donde los guardias dominaban todo.
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Desde allí se llega a la entrada misma del campo, donde en los portones de ingreso de hierro forjado hay una frase: "Arbeit macht frei", que traducido al español signica "el trabajo libera", y es el prolegómeno de los trabajos forzados a los que iban a ser sometidos todos los prisioneros que allí ingresaban.
Sin duda es una visita que duele en lo más profundo, pero el mundo entero debería recorrer estos espacios al menos una vez en la vida, para de esta manera poder decir todos, en cualquier lugar en que estén, NUNCA MÁS.