Muchas veces renunciamos a llevarnos la bicicleta de vacaciones o a comprar una en otro país porque creemos que transportarla en el avión será difícil y caro, pero no es así. Si lo hacemos de la manera correcta, atendiendo la particularidades de cada compañía aérea, podemos resolverlo sin inconvenientes.
Volar con tu bici
En primer lugar, es fundamental elegir bien la compañía aérea, ya que algunas la llevan gratuitamente y otras cobran el traslado. Depende del peso, de la distancia y del tipo de tickets que compraste. Los valores van desde 0 hasta unos 100 dólares.
Muchas compañías solicitan un extra por exceso de equipaje, otras no. otras cobran menos por reservar online
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Una vez elegida la compañía, hay que chequear qué dice la aérea sobre cómo empaquetarla. En casi todos los casos, las compañías solicitan que la bici esté protegida ya sea con una bolsa específica para transporte de bicicletas o embalada en una caja de cartón. En caso de no hacerlo así, algunas compañías se pueden negar a transportarla y cobrarte una caja de cartón que te facilitan para hacerlo.
Lo mejor es darse una vuelta por una tienda de bicicletas a fin de conseguir una caja. Es bastante habitual que conserven los envoltorios de las bicis nuevas. Una vez que tenemos la caja, conviene retirar la rueda delantera, desenganchando el freno y desenroscando la liberación rápida. Suele ser bastante sencillo en las bicicletas modernas. El siguiente paso es desenroscar los pedales y aflojar el soporte del manillar con una llave Allen. Con esto conseguiremos que la bici esté paralela y pueda caber en la caja.
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Los pedales y el asiento, si no han entrado en la caja, conviene llevarlos con el equipaje, en una maleta aparte.
Conviene consultar la página web de la compañía para conocer su política de transporte de bicicletas, las medidas y pesos máximos. Muchas exigen notificar que viajas con una bicicleta
Conviene llegar con mucha antelación para ser de los primeros en facturar, los trabajadores del aeropuerto estarán más tranquilos y puede que serán más flexibles con posibles sobrepesos. También porque la bicicleta se factura por una cinta distinta a las maletas, es recogida por operarios que la llevan al avión por lo que tarda más en llegar.
Por último, embalaremos la caja con cinta adhesiva y ¡a volar con tu bici!
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