Visité Sudáfrica de casualidad. Terminé allí gracias a un vuelo barato que encontré en febrero. Jamás hubiera imaginado pisar esas tierras, pero mucho menos hubiera sospechado la cantidad de paisajes bellos con los que iba encontrarme al aterrizar en esos excéntricos rincones del África. Y para mi sorpresa, también hice en Safari en Sudáfrica, lo que lo convierte, sin dudas, un viaje que vale la pena recordar una y otra vez.
Esta experiencia no deja de sorprenderme cada vez. Siempre aparecen recuerdos nuevos en mi memoria. Comparto algunos.
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Safari en África
África es conocido mundialmente por ser el continente de los animales salvajes. Muchos de los animales más famosos y los de películas infantiles están allí.
En todo el territorio africano ofrecen la posibilidad de realizar safaris y otras actividades por el estilo. De hecho, países como Tanzania y Namibia también ofrecen ésta aventura.
Parque Kruger
En mi caso, visité el Parque Nacional Kruger, que es donde se realizan los safaris y se encuentra a 400 kilómetros desde Johannesburgo. Lo que sugiero para visitar este país y, sobre todo, el parque, es alquilar un auto. A pesar de que parezca un poco engorroso manejar al revés, es algo a lo que uno se acostumbra con facilidad luego de algunos kilómetros, y da la completa libertad de moverse a gusto y piacere. Además las rutas sudafricanas están en buen estado y perfectamente señalizadas. En mi caso, para mayor seguridad configuré el GPS, que aconsejo que siempre esté listo aunque no se lo use.
El Parque Nacional Kruger es la reserva más grande de Sudáfrica y cuenta con una superficie de casi 19.000 km2. El parque tiene horarios de entrada y de cierre, por lo que siempre hay que llegar en esa franja; de lo contrario, no te dejarán pasar. Esos horarios varían dependiendo de la época del año, ya que en verano, al oscurecer más tarde, se extiende un poco más.
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Este mismo sistema de horarios de entrada y de cierre se utilizan para las puertas de acceso a los campamentos.
Cuándo visitar el Parque Kruger
En un campamento hablé con Steven, uno de los encargados, y me contó que la mejor época para visitarlo es durante el invierno, ya que al no hacer tanto calor los animales se congregan alrededor de lagunas y ríos y pueden verse con más facilidad. En cambio, durante el verano la vegetación está mucho más crecida, lo que hace que los animales se camuflen y sea más difícil encontrarlos. Es común que estén echados debajo de algún árbol, ya que el clima es muy caluroso para ellos también.
Debo decir que, al contrario de lo que pensaba, no tuve nada de frío a pesar de haber ido en invierno. En las primeras horas del día y durante las noches las temperaturas descienden un poco, pero a la tarde rondan los 25 grados. Es importante llevar protector solar y llevarse una buena cantidad de repelente para los mosquitos. Al tener la piel al descubierto, se ven más tentados a picar y hay que tener en cuenta que es una zona con riesgo de malaria y fiebre amarilla. A no perseguirse: con tener los cuidados básicos ya es suficiente. Lo que recomiendo es, antes de viajar, darse las vacunas correspondientes para evitar malos momentos.
Dónde hospedarse en el Parque Kruger
Hay dos opciones para dormir en la Parque Kruger: dentro y fuera del parque. Pasar la noche afuera es un poco más económico, pero implica todos los días acercarse hasta las puertas de acceso y hacer los trámites de entrada y salida. Si se opta por esta opción, es importante tener en cuenta que tiene horarios máximos de llegada, después de los cuales no se puede salir ni entrar. Es por una cuestión de seguridad, ya que es peligroso estar manejando de noche por rutas donde hay muchos animales, sobre todo a la noche, momento favorito de los felinos.
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Otra buena de hospedarse fuera ya que hay un impuesto que no se paga, por lo que al final del día podés ahorrarte algunos Rands, que es la moneda que se usa en Sudáfrica.
Mi recomendación es hospedarse dentro del parque. A lo largo de los 350 kilómetros que tiene el Kruger, hay muchos campamentos con esta posibilidad. Los campamentos son lugares cercados, también con horarios de entrada y de cierre de puertas, en donde se puede pasar la noche en cabañas, o dependiendo del lugar, está la opción de hacerlo en carpas brindadas por el mismo campamento, y en otros la opción de ir con carpa propia o casa rodante. Hay para todos los gustos, con precios y comodidades variadas.
Las cabañas poseen diferentes servicios, son muy completas. La mayoría tiene heladera y algunas cocinas con todos sus elementos. Otras tienen parrilla y mesas y sillas afuera. Las instalaciones son geniales, cómodas y lindas.
Además de hospedaje, en los campamentos se pueden encontrar tiendas para comprar algo de comida, como si fuera un kiosco, y souvenirs, restaurant, estación de servicio y médico. Es clave no dejarse engañar por el nombre campamento, ya que todas las instalaciones están perfectamente equipadas.
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Al momento de pensar el recorrido por el parque, es importante tener a mano un mapa que sirva para orientarse, ya que no en todos los campamentos están los mismos servicios. A mi me tocó quedarme en uno que no tenía estación de servicio, y tuve que calcular bien los kilómetros y la velocidad para no quedarme sin nafta entre los búfalos.
La única manera para contratar este tipo de hospedaje es mediante la página oficial del parque. Cuento este dato ya que no lo sabía y me volví loca buscando cómo hacerlo. La página está bien organizada y cualquiera puede resolverlo fácilmente.
A tener en cuenta: para realizar la reserva hay que dejar el número de la tarjeta de crédito. Una vez allí, se confirma la compra.
Qué hacer en el Parque Kruger
Para pensar un muy buen itinerario a la hora de recorrer el parque es importante tener en cuenta algunas pequeñas cosas.
La primera es pensar a qué zonas se desea ir. El parque está dividido en tres zonas: Norte, Centro y Sur. La zona del norte es más seca, por lo que la cantidad de animales es un poco más escasa, ya que prefieren estar en las zonas del centro y sur, que hay más lagunas y ríos.
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Algo que me sirvió mucho y que recomiendo totalmente es pensar un itinerario en donde se vayan pasando las noches en diferentes campamentos. En mi caso, empecé por un campamento de la zona céntrica que se llama Olifants.
Dentro de cada campamento, está la opción de contratar excursiones de diferente tipo. Hay algunas que te llevan en el típico camión de safari a recorrer en diferentes momentos del día. Dependen del safari, pero en general se ofrece para el amanecer, atardecer y de noche. Estos reciben el nombre de Drives. En estos paseos los menores de 6 años no tienen permitido el acceso.
Luego, hay otras excursiones para los que son más valientes: caminatas en la sabana, que pueden ser a la mañana o a la tarde y caminatas por la vera del río. Esta actividad al ser un poco más riesgosa que la anterior, las menores de 12 años no pueden ir y aquellas personas con algún problema de salud tampoco. Por lo general nunca pasa nada desafortunado, pero como se está a la intemperie caminando en busca de animales, nadie puede controlar a la naturaleza.
De todas formas resulta ser una excursión muy pero muy segura, ya que los guías explican de qué manera se llevará a cabo la misma. En general es en fila y la recomendación más importante es no correr ni hablar fuerte ni usar colores extravagantes que desentonen con los de la naturaleza. Lo demás es pura suerte y casualidad.
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En mi caso, en estos recorridos pude ver pocos animales y me quedé con ganas de más, pero la experiencia de haber caminado en el mismo hábitat que tantas especies salvajes no me la saca nadie. De todas maneras, no sé si se hubiera estado preparada para ver un león a pocos metros de distancia. Puedo asegurar que verlo en la tele tiene mucha menos emoción que hacerlo en la vida real. Más adelante contaré mi experiencia con el león.
En algunos campamentos está la opción de realizar mountain bike. Estas excursiones se pueden reservar de la misma manera que el hospedaje, o contratarse directamente en la recepción del hotel. Algunas son más codiciadas que otras, por lo que lo mejor es reservar las excursiones apenas se decide hacerla.
Luego de pasar la noche en Olifants, al otro día temprano después de realizar el River Walk, salí hacia otro campamento llamado Skukuza, que está a 150 kilómetros hacia el sur. Si bien las distancias son relativamente cortas, la velocidad a la que hay que transitar por las rutas es baja, no mayor a 50 km por hora. Sumado a eso, siempre está la posibilidad de que algún antílope decida cruzarse por la ruta o que alguna familia de elefantes no termine de decidirse si pasar o no, y por lo tanto no solo hay que bajar la velocidad, sino que en general se aprovecha para contemplar los hermosos animales.
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Recomiendo mucho visitar este campamento. No tanto por el campamento en sí, sino por todos los animales que hay llegando a esa parte del parque. Se nota claramente cómo el verde al costado de la ruta va aumentando y con ello la cantidad de animales, debido a la humedad. Cada vez más cebras, cada vez más jirafas y, para mi sorpresa, cada vez más jabalíes, que son unos animales pequeños muy simpáticos que terminaron siendo de mis favoritos.
En Skukuza vi que mi cabaña tenía una cocina súper completa y decidí, en lugar de cenar en el restaurant, cocinarme. Pasé por la tienda y compré carne para tirarla a la parrilla. Sí, en este viaje aprendí a prender el fuego y a hacer asado, algo inédito.
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El último campamento al que fui, todavía un poco más al sur, fue Crocodrile Brige, que además de campamento es una de las puertas de acceso y salida. De camino, otro montón de animales al costado de la ruta. Muchas lagunas en donde se podían ver infinidades de piedras, pero al afinar mi vista me di cuenta que eran hipopótamos perfectamente mimetizados con el ambiente. Allí mismo, y conviviendo con total armonía, los cocodrilos, ciervos y pájaros dándose un chapuzón. Un verdadero espectáculo. Cuando uno va llegando a éstas áreas comienzan a verse infinidad de autos amontonados mirando "algo". En general, cuando eso sucede, es porque la naturaleza pone a disposición increíbles sorpresas.
Si algo tenemos que aprender de los animales es que todos pueden vivir en comunidad perfectamente. Esto me hizo pensar mucho... ¿Qué hacemos mal los humanos que constantemente nos estamos peleando entre nosotros? Tenemos mucho que aprender que estos hermosos seres.
Además de la cantidad infinita de animales que pueden observarse, es realmente una experiencia muy divertida. Los animales se camuflan perfectamente entre los árboles, arbustos y tierra, por lo que el viaje en auto es jugar a quien encuentra un animal más rápido. Claro que al principio todo sorprende y mucho, pero a medida que van pasando los días los gustos se van afinando. Estaba en tercer o cuarto día y aún no había visto a ningún felino.
En este mismo campamento, y de casualidad, vi al tan ansiado león. Lo busqué por kilómetros y cuando menos lo esperé apareció caminando lento, sin apuro, a un costado de la ruta. Me detuve y pude observarlo durante todo el tiempo que pasó cerca mio. Luego, siguió caminando y se perdió en la sábana. Me acuerdo de ese momento y me traslado allí.
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