Hablar de la capital italiana, cuna y símbolo de la humanidad, es hablar de una ciudad cuya historia se extiende a lo largo de tres milenios.
Así de eterna e inabarcable, es Roma y el crisol de historias que esconde
Resulta entonces imposible abarcarla en un día, ya que condensa enorme cantidad de patrimonio artístico, cultural e histórico. Es imposible andar más de dos pasos sin encontrar una iglesia, o doblar una esquina sin toparte con una ruina milenaria.
Sin embargo, si disponés de poco tiempo, podrás recorrer el centro en unas horas y saborear sus lugares más emblemáticos. Conocerás la esencia de la capital italiana y anotarás en tu lista de deseos, regresar a Roma.
Las ruinas del Imperio romano
Roma se levanta, a orillas del río Tíber, entre siete colinas. Un buen punto de partida para descubrir el pasado de la ciudad es el espléndido trío histórico que forman el Coliseo, el Foro romano y la colina del Palatino.
Las tres visitas te llevarían gran parte del día, razón por la cual te propongo visitar el Coliseo y dejar las otras para la próxima visita a Roma.
Recorriendo los pasadizos y asomándote a la plaza central del Coliseo, te parecerá oír el griterío de miles de espectadores resonando durante un combate entre gladiadores.
Plazas más emblemáticas
Al salir, dirigite a la Via dei Fori Imperiali, y desembocarás en la Piazza Venezia. En esta plaza encontrarás el Monumento a Vittorio Emanuelle, que con su colosal tamaño y su blanco impoluto, es visible desde toda la ciudad. Si subís, encontrarás una terraza gratuita, con unas vistas panorámicas increíbles de Roma y el Vaticano.
La visita sigue dirigiéndote a ver una de las joyas monumentales de la capital italiana:
El Panteón de Agripa
Ubicado en la Piazza della Rotonda, erigido al principio del Imperio Romano, en tiempos de Adriano, en el año 126 d.C. en honor a todos los dioses.
La entrada es gratuita y, además de contemplar el legado del tiempo, podrás ver la sepultura del pintor y escultor Rafael.
Sentate a reponer energías en alguno de los restaurantes que aparecen uno tras otro alrededor del Panteón.
Ahora mirá el mapa para decidir si vas para la Fontana de Trevi, o si caminarás hacia el oeste para ir a la Piazza Navona, una inmensa plaza italiana, coronada por magníficas fuentes y uno de los muchos obeliscos egipcios que se erigen en Roma.
Si elegiste la Piazza Navona, las calles que van hacia el oeste, te llevarán al río Tíber y verás en la otra orilla el Castel Sant’Angelo.
Desde aquí podrías terminar en el El Vaticano, yendo por la Via della Conciliazione, por la que accederás a la Plaza de San Pedro y a la basílica homónima, corazón del catolicismo.
Si elegiste ir para la icónica Fontana di Trevi, imán para miles de visitantes que la abarrotan a todas horas del día, no dejes de cumplir con la tradición.
Tirá una moneda a la fuente por encima del hombro: según la leyenda, asegurarás tu regreso Roma.
Si te quedan unas horas más, caminá en dirección a la Piazza di Spagna, donde las famosas escaleras te invitan a descansar y a contemplar la silueta de la ciudad desde las alturas antes de recorrer las tiendas de la selecta Via dei Condotti.
Sin duda, con este pantallazo, correrás por todo Roma y te irás deseando volver para quedarte unos cuantos días más.
Roma, la ciudad eterna, es inabarcable.