Los argentinos vuelven a ser expertos matemáticos viéndose obligados a manejar múltiples dólares. El impuesto del 30% encareció los gastos con tarjeta de crédito en el exterior, aumentando la incertidumbre a la que ya están acostumbrados: el valor del dólar puede aumentar entre el momento de compra y el cierre del resumen y al llegar el mismo, el susto puede ser grande.
Con los datos que hoy tenemos podemos decir que aún si el dólar oficial se quedara quieto, el dólar turista, según el destino, puede terminar costando $90 en lugar de $82 si el viaje es a países limítrofes o Europa por ejemplo.
Este sobreprecio es el resultado de una “doble comisión”, que surge de que la apliquen los bancos del lugar de destino y luego, las entidades locales
En el caso de un consumo en Brasil, por ejemplo, primero se hace un tipo de cambio por la conversión de reales a dólares y más tarde, en la Argentina, por pasar esos dólares a pesos al tipo de cambio de momento del cierre del resumen.
Qué hacer
La recomendación de los especialistas suele ser cambiar acá y viajar con la moneda del lugar de destino, pero llevar efectivo no es lo más práctico, es inseguro y tiene sus límites.
Para quien tiene dólares ahorrados lo mejor es hacer números, avisar con antelación al banco y cancelar la porción de consumos en moneda extranjera (cualquiera se ésta) directamente en dólares. Así se evita la conversión local de dólares a pesos y, además, no se paga el recargo del 30%.