Mar de aguas transparentes, playas imponentes, buena comida y diversión, casitas blancas, puestas de sol románticas, perfumes mediterráneos y referencias mitológicas.
Todo esto y más nos invade al soñar con las islas griegas. Pero con miles de bellísimas islas, ¿cómo escoger nuestra isla ideal en este laberinto de aguas azules y pequeños paraísos?
Qué isla elegir en Grecia
¿Las playas de Creta o las noches sin fin de Míkonos, el romanticismo de Santorini o el sabor italiano de Rodas?
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La guía Lonely Planet ofrece pistas para elegir en las Cícladas, según los gustos de cada viajero, en función de su carácter o sus intereses, y acá te lo contamos.
Mikonos
A seis horas del puerto de El Pireo y a tan solo 45 minutos de vuelo desde Atenas, Mikonos es un excelente inicio para visitar las seis joyas más preciadas de las islas habitadas que componen el archipiélago de las Cícladas.
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Mikonos es sencilla y cosmopolita. Su capital, Chora, es un laberinto de muros blancos en permanente contraste con el color de puertas y ventanas. En sus calles se concentran las tiendas de las mejores firmas y los cafés más sofisticados.
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Si en cambio se guían los pasos hacia el barrio de la Pequeña Venecia, se descubrirá un racimo de viviendas que asoman sus coloridos balcones al mar. Algunas alojan restaurantes en la planta baja y permiten contemplar los molinos de viento mientras se degusta un rico bocadillo.
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Los grandes atractivos de la isla son sus playas: al sur, de ambiente familiar como la de Psaroú, o hay también nudistas como Paradise, y otras que despiertan a la fiesta justo al ponerse el sol; en la parte norte, la playa Kalafátis es ideal para practicar submarinismo y windsurf.
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Para continuar el recorrido, el barco sigue siendo el medio utilizado para desplazarse entre las islas.
Delos
A 40 minutos en kaikia (barca-taxi) desde Mikonos se encuentra la pequeña isla de Delos, declarada Patrimonio de la Humanidad por albergar las ruinas del centro espiritual más importante de la antigua Grecia.
Según la mitología, en Delos nacieron los dioses Artemis y Apolo, que acabarían identificándose con la luna y el sol.
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Naxos
Está a hora y media de Mykonos y es la mayor y más fértil de las Cicladas, y allí la arquitectura cicládica convive en seductora mezcolanza con castillos que evocan el antiguo dominio veneciano, y con blancas villas encaramadas sobre colinas.
Paros
Tras una hora de navegación desde Naxos se vislumbra Paros, de cuyas canteras salió el mármol con que se esculpió la famosa Venus de Milo. La pureza cristalina de su mármol solo encuentra rival en la claridad de sus playas.
En el noroeste de la isla se encuentra Parikiá, la capital, de viviendas tradicionales y una agitada vida nocturna.
Amorgos
Bajo las estrellas del Egeo y atravesando las llamadas Cícladas Menores, llegarás a Amorgos.
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El monumento más preciado de la isla se encuentra adosado a un acantilado, a 300 metros sobre el mar: el monasterio Panagia Chozoviotissa, erigido para alojar la imagen de la Virgen María.
El balcón superior, en la octava planta, regala una vista extraordinaria del mar Egeo.
Santorini
Una hora de ferry separa Amorgos del lugar en que mito e historia se funden:
La isla volcánica de Thira, a la que los venecianos le dieron el nombre de Santorini por Santa Irene. En realidad se trata de un grupo de islas que surgieron como resultado de la salvaje erupción que hacia el siglo XVI a.C. sacudió el Mediterráneo oriental y cortó la isla mayor en forma de media luna.
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En el centro de Santorini se encuentra Firá, la capital, y en el cuerno norte, la localidad de Oia. Estas dos ciudades coronan la cornisa acantilada que se asoma al mar desde una altura de 300 metros.
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A Firá se puede subir en burro, en funicular o por un empinado camino de 580 escalones.
El final perfecto al viaje por las Cicladas es sentarse en la arena de una de las dos playas más famosas de Santorini, la Roja o la Blanca. Su acceso más aconsejable es por mar.
Allí, la sensación de haber viajado a otros tiempos y otros mundos es absolutamente real.
Y un pequeño resumen de Creta y Rodas
Creta
Es la isla más grande de Grecia, famosa por sus mitos, leyendas y tradiciones. Para llegar hasta ella, las opciones más recomendadas son, tomar un barco desde Santorini y navegar tres horas hasta alcanzar sus costas, o partir de Rodas en vuelo directo. Por supuesto que hay vuelos también desde Atenas.
Si tuviéramos que pensar en los colores de Creta, sin duda corresponden el azul intenso de su cielo y sus aguas y el blanco de sus monasterios y la fina arena de sus costas: la isla cuenta con mil kilómetros de costa de arena blanca y playas inaccesibles bañadas por el Mediterráneo.
Creta huele a tierra y sol, a olivos y verduras frescas, huele a raki y mar.
Rodas
Una de las más bellas islas griegas. La capital de las islas del Dodecaneso, donde el Coloso de Rodas, una de las siete maravillas de la antigüedad, servía de faro y guía a los navegantes que llegaban a sus costas, erguido en la entrada del puerto.
Sus 37 metros de altura permitían que los barcos pasaran por debajo de sus piernas abiertas.
El coloso sólo se mantuvo en pie durante 56 años porque fue derribado por un terremoto en el año 227 a.C. Siempre se habla de grandes proyectos para reconstruirlo.
Rodas es la isla de Zorba el griego, donde Anthony Quinn bailó Syrtaki. Destaca la impresionante ciudad medieval de Rodas, sus murallas, minaretes, palacios y fortificaciones y el puerto de Mandraki.
La historia de Rodas es extensa pero adquiere especial importancia con la llegada de los Caballeros de San Juan, expulsados de Tierra Santa.
Vale la pena llegar hasta el pueblo de Lindos encalado de blanco y conocer uno de los pueblos más bellos de Grecia, llegar hasta su fortaleza y visitar la Acrópolis de Lindos. Las playas de Rodas son espectaculares de norte a sur.
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