La Gran Ruta de Nueva Inglaterra recorre una de las regiones más encantadoras de Estados Unidos. En su trayecto destacan pueblos y pequeñas ciudades con carácter, una gastronomía excepcional y paisajes que parecen salidos de una postal: playas doradas, bosques de fuego en otoño, acantilados dramáticos, puentes cubiertos y majestuosas montañas. Esta ruta mágica culmina (o comienza) en la vibrante ciudad de Boston.
Colores que enamoran
Aunque Nueva Inglaterra brilla especialmente en otoño, cuando los bosques se visten de tonos rojos, ocres y dorados, su belleza se manifiesta en cualquier época del año. Los seis estados que la componen —Connecticut, Maine, Massachusetts, New Hampshire, Rhode Island y Vermont— conforman un circuito fascinante, perfecto incluso para escapadas cortas.
Newport: mansiones, mar y memoria dorada
Hoy viajamos a una joya poco conocida: Newport, en Rhode Island, a solo 3 horas y media desde Nueva York. Famosa por sus mansiones palaciegas, fue durante siglos el destino de veraneo de la élite del noreste americano.
Rodeada por el mar en sus extremos sur, este y oeste, Newport invita a pasear entre acantilados, arquitectura colonial y calles adoquinadas. Sus museos, tiendas boutique y ambiente náutico la convierten en un paraíso para amantes del mar, el tenis y el golf.
La era dorada de Newport
En el siglo XIX, las familias acaudaladas y destacadas a nivel social como los Vanderbilt y los Astor, llegaron a Newport escapándose del calor agobiante de la ciudad para refugiarse en sus “cabañas” costeras. Sin embargo, solo un aristócrata entendería a qué se referían por “cabaña”.
Construidas en la época previa a los impuestos a las ganancias, a las leyes anti monopolio y a otros niveladores, cada mansión que se construía era más grande que la anterior y gozaba de una estética que a Luis XIV le hubiese gustado.
Con el paso del tiempo, la proliferación de estas familias convirtió a Newport en la capital de las regatas de los Estados Unidos y garantizó un flujo constante del turismo del “estilo de vida de los ricos y famosos” durante las décadas siguientes.
El Cliff Walk: acantilados y arquitectura
Si bien Newport cuenta con muchas atracciones, una que se destaca es el famoso Cliff Walk.
Con vistas a la bahía de Easton, pasando por las mansiones de la Edad Dorada y las casas de los ricos y famosos de Newport, el camino recibe a más de un millón de visitantes al año que buscan hacer ejercicio o dar un paseo tranquilo, independientemente de la época del año.
El Cliff Walk tiene 3.5 millas y va desde Memorial Boulevard hasta Bailey's Beach.
Mansiones en Newport que narran historias
The Breakers
En la actualidad, alrededor de una docena de las viejas “cabañas” están abiertas al público, incluida The Breakers, un palacio de 70 habitaciones del estilo del renacimiento italiano construido para Cornelius Vanderbilt II.
Con un diseño y proporciones desmesuradas, el palacio tiene 23 habitaciones, un salón comedor de 223 metros cuadrados bañado en oro e iluminado por candelabros de casi 4 metros de altura y una fabulosa sala diseñada para representar un patio italiano al aire libre, con un techo de color azul cielo de casi 14 metros de altura.
Las obras comenzaron en otoño de 1893 y finalizaron en el verano de 1895; para la construcción fueron necesarios 2.000 trabajadores y artesanos, incluido un grupo de maestros artesanos traídos especialmente de Europa.
Marble House
Si bien ninguna de las otras mansiones de Newport es tan grande como The Breakers, algunas le siguen de cerca. Marble House, construida entre 1888 y 1892 para William, el hermano menor de Cornelius Vanderbilt, fue la precursora del resto de las mansiones y posee mármol valuado en USD 7 millones en un diseño inspirado en la Petit Trianon de María Antonieta en Versalles.
Patrimonio vivo
Los 21 kilómetros cuadrados están repletos de otros ejemplos de impactante arquitectura de los siglos XVII y XVIII, incluidas 83 estructuras adquiridas por la Fundación de Restauración de Newport, creada por la heredera tabaquera Doris Duke en 1968.
La fundación es propietaria de todas las mansiones y se ocupa de mantenerlas; las mansiones bajo su administración tienen un cartel que dice “NFR”. La mayoría se alquila en forma privada. La propia mansión de Duke, Rough Point, está abierta para realizar visitas.
