Si estás pensando en humo de volcanes y chimeneas, en el avance de un glaciar que se rompe lentamente, en icebergs quedando a la deriva, o en un frailecillo asomándose a un acantilado, es que estás soñando con un viaje por Islandia.
Ese mundo de hielo y fuego es un destino apasionante y conmovedor. Islandia trae a la cabeza a Reikiavik o a la bella Laguna Azul. Pero esta tierra de bullentes pozas de barro, de géiseres en erupción, de glaciares y cataratas, es un auténtico campo de juego para la aventura.
Islandia es el país con la menor densidad poblacional de toda Europa, con un puro y mágico paisaje. Los veranos en Islandia son sorprendentemente templados, exuberantes y verdes, con días cada vez más largos hasta el solsticio, que es cuando el sol, a medianoche, besa el horizonte sin ponerse nunca.
En la capital, Reykjavik, y sus alrededores se concentra más de la mitad de la población de la isla. Akureyri, al Norte, es la segunda ciudad más importante del país con 15.000 habitantes.
Energía y relax en la capital
Reikiavik, moldeada por las energías de la Tierra, rebosante de la energía de una capital cosmopolita, rodeada por la pura e impoluta energía de la naturaleza, es una ciudad de llamativos contrastes, donde se ven casitas de láminas de hierro ondulado, acurrucadas junto a futuristas edificios de cristal.
Tanto si buscás la ajetreada energía de una ciudad cosmopolita, como la vibrante energía termal de la tierra bajo tus pies, o la tranquila y verde energía del paisaje que rodea la ciudad, la visita a Reikiavik promete ser memorable. Un buen modo de experimentar la energía pura de Reikiavik es acudir a alguno de los numerosos balnearios o piscinas de la ciudad. Allí podrás disfrutar de un baño, o de un saludable remojón en las pozas calientes.
Las piscinas públicas son parte del modo de vida de los ciudadanos de la capital y un lugar idóneo para conocer a los islandeses. Mientras tomás un relajante baño de burbujas, podrás estar al tanto de la predicción meteorológica o recibir algunos consejos acerca de cómo aprovechar tu estancia en la isla. No hay mejor manera de tomarle el pulso a la ciudad.
La magnífica naturaleza que rodea Reikiavik convierte a esta ciudad en única para los más aventureros, que pueden escoger entre un amplio número de actividades.
Tener la suerte de ver la noche danzar y ver una aurora boreal, la pesca del salmón, una partida de golf a medianoche, navegación, escalada, caminatas por el glaciar, excursiones a caballo o el avistamiento de ballenas forman parte del atractivo de la capital y pueden realizarse en excursiones de un solo día, con tiempo para estar de vuelta en la ciudad para la cena.
Reikiavik se enorgullece de tener una excelente gama de restaurantes de calidad, renombrados por su cocina creativa y sus frescos ingredientes locales.
No dejes de probar el marisco, la ternera o la caza que encontrarás en el menú; te sorprenderán.
La impresionante iglesia Hallgrimskirkja, es uno de los edificios más emblemáticos de Islandia, que recuerdan algo del señor de los anillos.
El diseño está inspirado en las columnas de roca naturales que se encuentran a lo largo de Islandia.
En el interior un ascensor lleva a los visitantes hasta la cima donde se puede disfrutar de vistas panorámicas.
El césped y las estructuras de madera de la ciudad siempre han tenido una vida útil relativamente corta. Esto significa que la mayor parte de la arquitectura es nueva y carente de patrimonio real.
Pero esa pérdida se compensa a través de la literatura y la música, que son las piedras angulares de la cultura y la identidad de Islandia. Todo el mundo lee en Islandia.
La Laguna Azul
El agua con sus matices imposibles y anti-envejecimiento potencial, mascarillas volcánicas gratis y un bar en la piscina es suficiente para hacer que de esta visita una 'experiencia inolvidable'.
Está lo suficientemente cerca al aeropuerto para justificar una visita antes de irse y volver a casa un poco más joven.
