Su nombre nos devela su naturaleza: Interlaken, ciudad entre lagos. Y, aún sabiéndolo, es imposible no sorprenderse al pisar por primera vez esta pequeña ciudad del Oberland bernés. Cobijada entre los lagos Thun y Brienz y dominada por majestuoso macizos, Interlaken presume de una belleza clásica y de un entorno natural deslumbrante, que la convierte en una plataforma ideal para hacer turismo y practicar deportes de todo tipo.
En invierno, paraíso de esquí y de travesías alpinas; en verano, explosión de colores, de balcones rebosantes de flores y de espectáculos al aire libre, merece una visita.
Y si sos de los que ha soñado con andar por los Alpes Suizos, subí al Jungfraujoch. Aunque el viaje en tren desde Interlaken hasta el macizo Jungfrau es de más de dos horas, subir al Jungfraujoch es una experiencia imprescindible. Se trata de la estación de tren más alta de Europa, situada entre cimas nevadas y el colosal glaciar Aletsch a 3.454 metros de altura.
A la estación, que cuenta con un mirador y un palacio de hielo, se accede atravesando la montaña en tren por un túnel construido más de un siglo atrás. Este extraordinario lugar, que es Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, se puede visitar durante todo el año, aunque en invierno los paisajes muestran todo su esplendor.