Florencia, capital de la Toscana, es una ciudad llena de encanto que no acaba nunca de maravillar con sus obras maestras de arte, los mármoles coloridos de sus iglesias y sus obras arquitectónicas que evocan la fastuosidad y el papel desempeñado por la ciudad en el desarrollo de la cultura y del arte renacentista. Pero Florencia tiene además la fuente del Porcellino, en la que se encuentra un ciudadano ilustre, o para hablar con propiedad, un ciudadano "lustrado" y es el querido y simpático Porcellino de Florencia.
Fuente del Porcellino
Es una pequeña escultura de un puerco (para ser mas precisos, de un jabalí, aunque suele ser recordado como “porcellino”), que se encuentra en uno de los sectores más transitados de la ciudad de Florencia: el mercado nuevo, que lleva tradicionalmente el nombre del “mercato del porcellino”, por cobijar al ya mencionado y tan simpático personaje.
El Porcellino data del año 1612: el escultor Pietro Tacca fue el encargado de darle vida. Pero éste es una copia de un original hecho en mármol, en épocas del imperio romano, que se encuentra en la Galleria degli Uffizi.
Este puerquito es uno de los puntos mas visitados a diario, no solo por los turistas, (dicen que si tocás su trompa volvés a Florencia), sino también por los mismos italianos: para muchos, el Porcellino tiene la capacidad de conceder deseos, y los más venturosos deciden saludar al mítico animal antes de algún examen importante o entrevista de trabajo, llevándose la suerte del “cinghiale” para cuando y donde lo necesiten.
El procedimiento es el siguiente: para que el sabio animal pueda conceder correctamente el deseo que se le pide, se debe frotar su nariz con la palma de la mano, mientras se sostiene con la misma una moneda, la cual deberá caer hacia un pequeño pozo con barrotes, que se encuentra a los pies de la estatua, donde se van acumulando todas las monedas, de todos los pedidos.
Sin querer quitarle protagonismo a este fascinante animal de bronce, el Mercado donde se encuentra el Porcellino goza de salud económica mas allá de albergar al ya mencionado chancho: es el centro neurálgico de las compras de la mayor parte de los turistas que visitan la ciudad.
Lo que pocos saben, es que en el centro de este lugar, en el piso, -difícil de detectar por la cantidad de gente que transita por los numerosos puestos- se encuentra la “piedra del escándalo”: era el lugar donde eran castigados físicamente los deudores insolventes de la Firenze del Renacimiento.
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