La Reina de Inglaterra celebró su 90 cumpleaños "oficial" el día 11 de junio de 1916. Los festejos se vivieron en todo el reino Unido.
Un colorido desfile en el que participaron más de 300 bailarines y 400 músicos, además de militares y cientos de representantes de las más de 600 organizaciones benéficas que preside de forma honorífica la reina, puso el colofón a los festejos oficiales por el cumpleaños, que comenzaron el viernes.
La lluvia que estuvo presente durante la jornada hasta entrada la tarde, no disuadió a miles de personas para asistir al pícnic organizado en la avenida The Mall, que une el palacio de Buckingham con Trafalgar Square.
Los invitados, que pagaron 150 libras (193 euros) por asistir al evento, se vieron obligados a utilizar impermeables preparados por la organización, dado que las férreas medidas de seguridad prohibían entrar en la zona del almuerzo con paraguas.
Además, se repartieron cestas individuales con refrescos y viandas y cerca de 33.000 tazas de té.
La reina dio un discurso y dio las gracias a todos por las felicitaciones de cumpleaños que había recibido durante el año: "Para todos los presentes y los que llevan a cabo fiestas en la calle en otro lugar me gustaría decir gracias por el maravilloso apoyo y aliento que continuamente me dan".
"Espero que estas celebraciones nos recuerden los muchos beneficios que pueden fluir cuando las personas se unen para un propósito común."
La Reina, sin lugar a dudas e independientemente de que se esté de acuerdo o no con la monarquía, es una persona notable que, a pesar de un gran número de pruebas que ha pasado durante el transcurso de su largo reinado, ha conservado un considerable apoyo público.
Una encuesta reciente encontró que el 66% de los encuestados consideró que apoyaba a la monarca; otro 20 por ciento tenía un punto de vista neutral y sólo uno de cada 10 fueron desfavorables.
Por un amplio margen, los encuestados dijeron que es el miembro de la familia real con más probabilidades de ser considerado por la población, un ejemplo de servicio público.
La idea de un monarca de 26 años, edad que tenía cuando su padre abdicó, es difícil de comprender para la generación de hoy.
Durante los períodos de turbulencia política, la Reina se mantuvo por encima de la refriega, mientras que en el extranjero, se convirtió en la monarca que supervisó el desmantelamiento lento del Imperio Británico.
Los escándalos de la familia - en particular los fracasos matrimoniales de sus hijos - culminaron con su definición de annus horribilis (año horrible) de 1992.
La muerte cinco años después de la princesa Diana, llevó a muchos a concluir que la reina se había separado mortalmente de sus ciudadanos. La antipatía generalizada hacia la familia real se hizo sentir, pero la reina supo revertir la situación.
La generación más joven, al parecer más terrenales y propensos a algunos escándalos, no han logrado derribar el objetivo que guía a los Windsor.
La Reina es para el Reino Unido, un enlace a un pasado que muchos no recuerdan
No todo el mundo comparte esta visión, ya que para algunos, las cualidades personales de la reina no hacen que se pase por alto el carácter discutible de la monarquía como institución y el principio de poder y privilegio en virtud de la herencia.
