En un país en el que la naturaleza es fascinante es muy difícil encontrar un lugar que especialmente se destaque, porque cada lugar te dejará sin palabras. Pero frente a la pregunta clásica que dice: "decime igual, ¿qué lugar no dejarías de ver si viajás a Noruega?", surge sin dudarlo la sobrecogedora imagen del Preikestolen o Púlpito de Roca.
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Púlpito de roca
Sus 604 metros de caída en picada consiguen poner el corazón en la boca, tanto de los que se asoman desde lo alto, como de quienes ven asomar sus cabezas y piernas desde los barcos que surcan las aguas del fiordo de Lyse, o Lysefjord, donde se ubica.
En lo alto del Preikestolen no existe ningún tipo de medida de seguridad, lo que lo convierte en una atracción para los más temerarios, que no dudan en sacarse fotos en las más arriesgadas posiciones junto a su borde.
Si padecés de vértigo optá mejor por situarte unos metros más atrás, donde disfrutarás de unas vistas igualmente maravillosas y podrás sacar excelentes fotografías.
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Podés llegar al Preikestolen por tierra, o, la mejor forma de disfrutar de la experiencia y de la belleza de los fiordos es a bordo de un crucero.
El crucero por los fiordos noruegos es realmente espectacular
Cómo llegar
Para llegar al Preikestolen, desde la escala que el barco hace en Stavanger, tendrás que hacer una caminata de 2 horas por terrenos escarpados cuyos paisajes, en contraprestación, te quedarán grabados a fuego en las retinas.
Bosques, lagunas, ríos… y, al final, la gran recompensa: el magnífico Púlpito de Roca, y la naturaleza en todo su esplendor a tus pies
A quien al asomarse hacia el vacío le extrañe que esta formación no caiga por su propio peso y el de los miles de turistas que suben a él, le interesará saber que según los expertos, esto sucederá dentro de mucho, mucho tiempo.
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