La isla sagrada de Patmos
Luego de Efeso, Ulises se dirigió a la isla de Patmos, dejando Turquía y volviendo a Grecia cruzando el bello estrecho que separa la isla de Samos del continente asiático.
Patmos es una isla pequeña pero de una luminosidad increíble donde el sol y el agua se funden en un celeste brillante. Mientras se acercaba vio el mar de Ícaro, que rodea a la isla y recordó la leyenda.
Ícaro quiso llegar al sol a pesar de la prohibición de los dioses. Se fabricó alas que pegó con cera en su espalda. Consiguió volar pero cuando se aproximó al sol el calor derritió las alas, cayó y pereció. La enseñanza era clara, si contradices a los dioses pereces.
Cuando Ulises desembarcó encontró a un hombre vestido de negro y con barba que le dijo que estaba llegando a una isla "sagrada".
¿Porqué es sagrada? preguntó.
El hombre le dijo que hacía casi 2000 años había llegado a la isla un anciano de ochenta años que huía de la persecución romana a los cristianos. Era Juan el apóstol.
Le contó que Juan vivía en una caverna, que se le había aparecido Jesús y le había transmitido visiones del fin del mundo, lo que Juan relató a su joven discipulo Nicodemo, y que éste escribió en griego en un papiro lo que luego se conoció como el libro del "Apocalípsis".
Ulises no le creyó al principio pero subió la montaña y vio la caverna donde estaban las marcas en la roca de la cabeza de Juan, que dormía en el suelo, y de su mano que apoyaba para levantarse. También el atril natural donde había escrito Nicodemo. En la caverna sintió una energía especial, parecida a la que había experimentado en otros lugares sagrados y admitió que la historia podía ser verdadera.
El hombre de barba estaba junto a él y le dijo que él era un sacerdote de la iglesia cristiana ortodoxa y que esta iglesia era muy parecida a la católica, de la que se había separado por la introducción de una palabra en el "credo".
Agrego que las pocas diferencias se referían a no reconocer la autoridad del Papa, a admitir sacerdotes casados y a permitir nuevas nupcias luego del divorcio.
Seguidamente lo invito a visitar, allí muy cerca, el Monasterio de San Juan, fundado en el siglo XI, relatándole que se construyó en el mismo lugar donde antes existió un templo en honor de Artemisa, diosa griega de la caza, llamada Diana en Roma.
Entonces Ulises comprendió todo.
La isla de Patmos había sido desde un principio sagrada y lo seguiría siendo, aunque cambiaran las divinidades, porque la energía inigualable del lugar convocaba a lo mas sublime del hombre: su relación con lo divino!!!!
Rodas: la isla colosal
Al día siguiente Ulises embarcó con rumbo a Rodas la isla de Helios, el dios del sol. En su camino un oráculo le informó sobre los orígenes mitológicos: como Helios había estado ausente cuando sus hermanos se repartieron el mundo, hizo emerger una isla de las profundidades para ser dueño de algo y se la regaló a su esposa Rodis, de la que tomó el nombre.
Al mismo tiempo, Ulises encontró un libro de geología en el barco que decía que Rodas era una isla volcánica que emergió del mar mucho después que las otras islas.
¡Vaya coincidencia!! pensó Ulises.
Ulises se enteró allí que la ciudad de Rodas fue creada por las tres ciudades preexistentes de la isla, que la fundaron planificando cada detalle. Una de ellas era la ciudad de Lindos que Ulises también visitó.
Cuando estaba subiendo a su Acrópolis pensó: "no tiene el mármol ni la magnificencia de la Acrópolis de Atenas, pero el hecho de estar sobre una colina, rodeada por un mar celeste y dorado, la hace de belleza incomparable".
De vuelta a Rodas se dispuso a ver al famoso "Coloso de Rodas" una estatua gigante del dios Helios hecha de bronce por el escultor Cares de Lindios, construída en el 304 AC. Es una de las siete maravillas del mundo antiguo que coincide con el gran apogeo de la ciudad.
No logró encontrarla. La estatua había sido destruida por un terremoto después de 122 años de existencia. Al momento de reconstruir la ciudad no se animaron a rehacerla por miedo a tentar a los dioses. Ulises caminó hacia la costa impulsado por una suave brisa y por un instante creyó contemplar la grandiosa figura del Coloso con sus pies apoyados en las columnas que se elevaban a ambos lados de la entrada del puerto.
Le dijeron que Rodas siempre fue un punto de encuentro y unión entre oriente y occidente. En la antigüedad, Cicerón y Julio Cesar estudiaron retórica en Rodas y además San Pablo predicó en Lindios. En la Edad Media pasaron por allí Ricardo Corazón de León y el rey Felipe de Francia durante la tercera cruzada.
Un hecho que cambió la historia de la ciudad fue la instalación de la "Orden de los Caballeros de San Juan" organización religiosa y militar.
Dicha Orden había sido creada en Jerusalen enla época de las cruzadas. Luego había estado un tiempo en Chipre y en el año 1306 se instaló en Rodas como dueña de la ciudad que compró a un señor feudal. Estaba integrada por tres categorías de miembros, caballeros, religiosos y sirvientes, divididos por "linguas" o nacionalidades europeas. En aquél momento la Ciudad era presidida por el Gran Maestre de la Orden, las lenguas oficiales eran el francés y el latín, y se construyeron las murallas y un palacio para aquella.
La Orden estuvo 213 años en Rodas y fue un factor decisivo para que en cada país de Europa, al que pertenecía cada "lingua", se conocieran la cultura, la filosofía y el arte helénicos, como así para que en Oriente se conociera Occidente.
En 1522 los turcos, al mando de Soliman el magnifico, conquistaron Rodas y se mantuvieron en ella hasta 1912. En ese año la isla pasó a manos de los italianos hasta 1943. Ellos la italianizaron y reconstruyeron el palacio del Gran Maestre. Posteriormente la ocuparon los alemanes durante la segunda guerra mundial y, terminada la contienda, Rodas se unió a la República de Grecia.
Cuando Ulises conoció la historia de la Orden concluyó que si bien el Coloso se había sido perdido y la gloria antigua desaparecido, Rodas seguía siendo una ciudad "colosal" un puente para el entendimiento entre Oriente y Occidente.
Creta: Ulises en busca del Minotauro
Al día siguiente Ulises partió con su nave hacia Creta.
Había escuchado relatos acerca del Minotauro, un animal con cabeza de toro y cuerpo de hombre con una historia trágica: su padre era un hermoso toro blanco que Poseidón había regalado al rey Minos para que éste lo ofrendara a Zeus. Era tan lindo que Minos se lo quedó para sí y ofrendó otra cosa. Cuando Neptuno se enteró se enojó y le envió una maldición: la mujer del rey Minos quedó locamente enamorada del toro al punto que se unieron y de esa unión nació el Minotauro, que fue encerrado en los laberintos del palacio de Knossos. Era una bestia terrible a la que alimentaban con jóvenes provenientes de Grecia envíados como tributos a Minos.
Ulises quería conocerlo e incluso encontrar la forma de terminar con él.
Cuando llegó a Creta se decepcionó. Se entero que el Minotauro ya había sido muerto por Teseo, principe Griego que había viajado a Creta simulando ser una ofrenda, el que pudo acabar con la bestia y salir del laberinto gracias a un hilo mágico que le dio la princesa Ariadna que se había enamorado de él.
Sin embargo, como Teseo se fue de regreso sin corresponder al amor de Ariadna, ella hizo un hechizo por el cuál los marineros del barco en el que volvía Teseo a Grecia olvidaron cambiar las velas negras por blancas, tal como habían acordado si Teseo sobrevivía al laberinto.
Al volver la nave a Grecia el rey Egeo vio a lo lejos las velas negras y creyó muerto a su hijo por lo que se arrojó al mar y pereció, dando orígen al mar Egeo.
Esta tragedia conmovió a Ulises quién decidió visitar el palacio de Knossos.
Alli vio un mendigo que le dijo "aquí nació Europa"
¿Qué significaba esto? Se preguntó.
La respuesta tenía un doble significado.
Europa era el nombre de la princesa fenicia secuestrada por Zeus y con la que se instaló en Creta al principio de la historia Griega.
A la vez la isla puede considerarse el lugar de origen de Europa porque la civilización minoica cretense fue la base de una cultura distinta a la asiática y a la africana, que se expandió por Grecia y de alli a todo el continente.
"Donde murió el Minotauro nació Europa" pensó Ulises antes de abandonar Creta.